José Antonio Molina
Demostró ser un profeta
en su República Dominicana

<STRONG>José Antonio Molina<BR></STRONG>Demostró ser un profeta<BR>en su República Dominicana

JOSELIN RODRÍGUEZ
j.rodriguez@hoy.com.do
Infinidad de veces se ha dicho que “nadie es profeta en su tierra”, pero este refrán  no se aplica ni por asomo al director José Antonio Molina.

La noche del miércoles pasado, el músico dominicano se creció en la sala principal del Teatro Nacional Eduardo Brito, un escenario que no le resulta ignoto, pues fue ahí  precisamente donde hace   20 años inició su andar como director sinfónico.

Fueron unas horas mágicas, con un programa de primera, dedicado a ese gran compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, un personaje de mucha valía y referencia en la vida artística de Molina.

 “Tchaikovsky: corazón y vida”, así se denominó el concierto con el que José Antonio celebró su vigésimo aniversario en la dirección orquestal. Como muestra de su altruismo, los fondos fueron donados a la fundación Heart Care Dominicana.

 Justo a las 8:40 de la noche, los fuertes aplausos que resonaron en la sala le dieron la bienvenida al maestro, que en ningún momento pudo ocultar la satisfacción que sentía al entregarle una vez más al público lo mejor de su arte.

Acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional, Molina inició el concierto  con “Romeo y Julieta” obertura-fantasía. Basada en la tragedia escrita por el insigne escritor inglés William Shakespeare, la pieza recoge desde momentos tan apasionantes como el idilio de los personajes principales hasta las luchas entre los Montescos y los Capuletos, dos familias separadas por las riñas.

Batuta en mano, Molina mostró una vasta energía que intercaló con la sublimidad o el romanticismo del momento.

 La perfección del instante solo fue interrumpida por el lejano, pero insistente, sonido de los teléfonos móviles o por el destape de caramelos.

Final.  El punto culminante de este maravilloso reencuentro con su público dominicano llegó con la “Sinfonía No. 6 en Si menor, Op. 74 (Pathétique), una obra en la que Molina parecía que dejaba la vida.   Su dirección, tan enérgica, incluyó inclinarse y elevarse al compás de la música, hacer señales e incluso secarse el leve sudor que bañaba su frente.   En la parte más alegre, la concurrencia volvió a aplaudir con renovada energía.

Molina terminó la dirección de la sinfonía logrando reflejar -incluso con sus gestos-  el  dramatismo propio de la obra.

1.  Éxito

La del miércoles   fue una gran noche para el hijo de Papa Molina y Josefina Miniño.   José Antonio se creció.

2.  Fanáticos

Juan Luis Guerra estuvo entre los invitados. Allí estuvieron también reconocidas personalidades del mundo empresarial.

3. Invitado

Para la segunda pieza, “Concierto No. 1 en Si bemol menor, Op. 23 para piano y orquesta”, Molina se hizo acompañar del  pianista chino Peng Peng Gong,  joven de 14 años que ya es toda una revelación. Pese a su mocedad, el pianista mostró una gran destreza en el escenario, que concitó un caluroso aplauso.

Director
Reto

Concluido el concierto, José Antonio se reunió con sus invitados para anunciar un nuevo acontecimiento, que viene a dar más brillo a su carrera: su designación  como director musical de la Asociación de Conciertos de la Florida para la temporada 2008-2009, que se efectuará en el Carnival Center de Miami y en el Broward Center for the Performing Arts  de Florida.

Anunció que las presentaciones incluyen al pianista Michel Camilo, quien actuará a final de año, y a Juan Luis Guerra, en el 2009.

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