Juan Bosch en la JCE

Juan Bosch en la JCE

El miércoles pasado, me correspondió dictar una conferencia sobre el pensamiento político de Juan Bosch, en el marco del interesante y bien organizado Ciclo de Paneles sobre el Pensamiento Social y Político Dominicano, promovido por la Escuela de Formación Electoral y del Estado Civil (EFEC) de la Junta Central Electoral. La escritora Camen Imbert Brugal, miembro titular del Pleno de la JCE y coordinadora del Consejo Académico de la EFEC, es la responsable de esa área. La licenciada Carmen Luisa Figueiras es su directora.
Luego de la disertación, se procedió a un rico y animado intercambio-debate sobre la presencia de Bosch en el proceso histórico nacional. Insertamos a continuación fragmentos de nuestras palabras:
Juan Bosch, como personaje, ha gravitado de manera determinante en la historia contemporánea de la República Dominicana y, también, de la región del Caribe, durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, en diversos ángulos: como combatiente contra la tiranía de Rafael Trujillo y otros dictadores de América Latina, como luchador por la libertad, lucha, pensador, ensayista, historiador, como literato y maestro del cuento en lengua española, siempre apegado a los valores ético-morales.El ser social que habría de corresponder a Juan Emilio Bosch Gaviño, se forjó, a nuestro juicio, en el influjo cultural y moral que recibió en su infancia y primera juventud. En la casa de su padre, José Bosch Subirats, en La Vega, como en la de su abuelo materno Juan Gaviño, en Río Verde, contaban con biblotecas, modestas, pero con obras fundamentales. Entre los amigos de tertulia de su padre figuraba Federico García Godoy, el gran escritor, ensayista y patriota nacido en Cuba, quien residía en La Vega.
“(…) Al cabo de los años puedo decir -explica Bosch en una entrevisa hecha por Bruno Rosario Candelier en julio de 1977-, que probablemente el tipo decisivo en mi vida como persona fue mi abuelo, lo cual se explica porque además de tener mucha personalidad, mi abuelo era un hombre culto, que leía buenos libros; pero el hombre que me llenaba de asombro y de emoción, y de una especie de satisfacción grande, de orgullo, era el campesino”.
A su sensibilidad de artista y su sentido de humanidad, le impactó sobremanera la pobreza. Todo ese mundo de espanto, esa tragedia que es la pobreza, el analfabetismo y la miseria, la expuso en sus cuentos, como denuncia, como grito indignado por tanta injusticia.
Pero un día se dio cuenta de que había que dar el salto de la denuncia a la accción política. Porque solo desde el poder, desde la acción gubernamental es que se pueden resolver los grandes problemas.
Al salir del país , en enero de 1938, huyéndole a la pretensión de Trujillo de hacerlo diputado, tuvo en San Juan de Puerto Rico su segundo encuentro con el maestro puertorriqueño Eugenio María de Hostos. El primero lo había tenido en sus años de escolar, pues Hostos había sido el fundador de la escuela moderna en la República Dominicana. El segundo encuentro se realizó en la Biblioteca Cárnegie, de San Juan, donde le correspondió dirigir la transcripción de los originales para sus obras completas.
Así cuenta Bosch ese impacto:
“…Hostos, que llevaba 35 años sepultado en la tierra dominicana, apareció vivo ante mí a través de su obra, de sus cartas, de papeles que iban revelándome día tras día su intimidad; de manera que tuve la fortuna de vivir en las entrañas misma de uno de los grandes de América, de ver cómo funcionaba su alma, de conocer en sus matices más personales- el origen y el desarrollo de sus sentimientos. Hasta ese momento yo había vivido con una carga agobiante de deseos de ser útil a mi pueblo y a cualquier pueblo, sobre todo si era latinoamericano;…”
El mundo infanto-juvenil y su reencuentro con Hostos en San Juan iban a ser la base del Juan Bosch que participaría en los ámbitos más diferentes, pero todos con un norte indiscutible: servir a la causa de su pueblo y de la humanidad.Para nosotros, él es la síntesis del pensaminento liberal, transformador y patriótico de la Repúblia Dominicana.
Su fe en el porvenir, en la humanidad, en la ciencia, en las ideas, en las posibilidades del hombre de crecer, avanzar y transformar el mundo, poner la naturaleza al servicio de los cambios de su país y el universo.Esa fe en el porvenir, como la cantó Salomé Ureña, él la define en su cuento Camino Real:
“… Habrá tantos caminos reales como pies que los busquen”.

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