POR LILY LUCIANO
El arte es mi vida, es la esencia espiritual del hombre, es mi inspiración, así responde el corazón de un verdadero artista que fue capaz de trasmitir sus más escondidos sentimientos en un lienzo al óleo y crear una obra a la que bautizó con el nombre de Memoria sígnica, merecedora del gran premio de la 24 Bienal Nacional de Artes Visuales, el pasado 20 de agosto.
Se trata de Juan Mayí, un artista plástico que ha logrado moverse como un péndulo entre su talento artístico y su instinto. Para este artista de la plástica, el arte es muy subjetivo y personal y emana del mismo espíritu. Mayí, a la hora de crear no conoce límites ni lógica, simplemente le permite a su corazón expresar libremente lo que siente en un instante determinado.
Durante nuestro encuentro, en el Museo de Historia y Geografía, Juan Mayí, nos confesó que lo más excitante e interesante del arte es que, contrario a los oficios mecánicos o teóricos, no tiene lógica, razón por la cual el público no tiende a limitarse a la hora de observar una obra y al formarse criterios en torno a la misma. Es una expresión sin palabras, donde el público tiene la oportunidad, de al tiempo que la disfruta, interactuar con los sentimientos del autor.
En esta conversación tratamos de desnudar su corazón y el resultado fue que, para este artista, el arte es el alimento de su vida espiritual, prefiere que el coleccionista o el público en general sea quien evalúe su trabajo, advierte que su mayor modo de expresión son la pintura y el dibujo.
Para Mayí, la espontaneidad que caracteriza al dominicano es fuente de inspiración a la hora de tomar pincel, óleo y tela, por su puesto apoyándose en el acervo cultural que ha recaudado a través de sus viajes, relaciones con personas de otras culturas y sus vivencias.
La diferencia entre el hombre y los animales es que los humanos poseemos la facultad de crear ¡yo creo arte!, de esa manera expresa Mayí, el orgullo que siente por su vocación.
Expresó que cuando expresa sus sentimientos en un lienzo, libera su espíritu y se reivindica con la grandeza que tiene la vida. Desde el 1984 Juan Mayí está participando en la Bienal Nacional, nos comunicó que en lo adelante continuará apoyándola, debido a que según sus propias palabras es la única forma que tienen los artistas plásticos del país para expresar su talento y la única esperanza para colocar el arte criollo a nivel internacional.
El ganador del Gran Premio de la bienal, manifestó que los artistas locales tienen mucho talento y que están a nivel de los internacionales, sin embargo, opinó que requieren de más apoyo para llevar la grandeza de la ingenuidad dominicana a suelos extranjeros; es por ello que clama por el auxilio de empresarios y coleccionistas de arte para que inviertan en el desarrollo del arte local.
La proyección, difusión y comercialización del arte, son tres aspectos que le preocupan a Juan Mayí, para que el arte tome un buen rumbo.
Contrario a otros exponentes de las artes plásticas confía en que las creaciones pictóricas locales, de igual forma que la playa, el sol, la arena y el encantó de nuestra gente, podrían conquistar el corazón de gente extranjera.
En tal sentido, Mayí, realizó algunas recomendaciones a empresarios para que inviertan en obras de arte y las den a conocer en el extranjero.
Con relación al cuestionamiento sobre cómo se puede disfrutar una obra de arte, Mayí comentó que el truco es compenetrarse con la obra, buscarle parentesco con la vida real, dialogar con ella y tratar de descubrirla pese a que parezca abstracta.
Más sobre Mayí
Juan Mayí, nació en el 1963, desde el 1979 hasta el 1985 estudió arte en la Escuela Nacional de Bellas Artes, posteriormente se radicó en París, Francia, donde también se dedicó al estudio y a la producción de las artes plásticas.
Desde 1984 está participando en la Bienal Nacional, ha ganado en tres diferentes categorías, Dibujo, Pintura y recientemente el Gran Premio. Es por ello que decidió apoyar el evento en los años venideros, pero sin participar.
La obra con la que Mayí se consagró como artista local se titula Memoria Sígnica. Es una nueva serie de la que el artista se ha abocado en los principios de este nuevo milenio, cada color juega con gotas caídas, pero eso sí, todo sobre el mismo formato, esta obra conjuga un mundo interactivo, es alegre como nosotros los caribeños.