Juego Licey-Aguilas impactó en el Cibao

Juego Licey-Aguilas impactó en el Cibao

Santiago. El preámbulo del juego  entre Licey y Aguilas en esta ciudad para definir cuál de los dos iría a la final frente al Escogido comenzó desde las primera horas de la mañana de ayer.

Enormes filas de fanáticos se congregaron frente a las estafetas de ventas de boletos, pese a que las mismas comenzarían a venderse en horario de oficina.

Parecería una  feria  y los primeros que se aprovecharon fueron los vendedores  ambulantes de té, café y galletitas.

Fanáticos de todo el Cibao se lanzaron en busca de sus boletos para presenciar un choque inédito entre los dos archirivales de la pelota, que han dividido  al país entre azules y amarillos y se disputan además la supremacía histórica, ya que ambos comparten el liderato con 20 coronas.

También,  vinieron de la linea  y de la capital. Los que viven en Estados Unidos y Puerto rico preguntaron por donde lo transmitirían, el choque se convirtió en el más impactante del campeonato y muchos le dieron el trato de un encuentro de la final. 

El estadio Cibao, con una capacidad que supera los 20 mil espectadores, no sería suficiente para albergar a todos lo que en el país querían ser parte de los testigos del épico encuentro.

Los programas de radio y televisión de la ciudad atestiguaron la masiva demanda de de tickets y eso apresuró más a quienes deseaban ver el juego. Las manos no alcanzaban en las oficinas de  boletería, para atender el teléfono, o para despachar  boletas. Se trabajó con febrilidad  y sin descanso. 

Bueno, no todos alcanzaron boletas  y una parte también fue a parar a las manos del «Mercado Negro», que ayer hizo su agosto, vendiendo a más del doble del precio original para el partido.

Una domínican york que llegó con abrigo de invierno en la  mañanita,  se marchó sudada y en camiseta, pero con una sonrisa de fresa y la expresión de «cogí lucha pero veré mi juego en la butaca que quiero».

Fue cuestión de hacer la fila y regresar a la casa, tomar alimentos y de nuevo pal´play, porque el entusiasmo es tal que muchos no se perdieron la práctica.

Allí vieron los entrenamientos de los Tigres  del Licey y se percataron que Héctor Luna sufrió una ligera lesión y estuvo en veremos su participación, pero al final salió y se inició el partido.

El fanático criollo, con un humo muy especial agarró sus bang bang a la entrada, se retrataron con las chicas 911, consumieron su trago de Brugal  y  quedaron listos para gritar desde el primero hasta el noveno a Tigres y Águilas.

Un  juego que para ellos sería inolvidable…  de donde unos saldrían con  cuerdas  y otros  gritando campeón, campeón.

El ganador ocuparía la plaza faltante para la final del torneo de béisbol invernal dominicano.  La otra corresponde a los Leones del Escogido.

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