Juegos y alcohol demasiado libres

Juegos y alcohol demasiado libres

Dos áreas del quehacer de negocios y consumos se desenvuelven bajo absurda tolerancia en este país. Sin límites razonables y protectores de intereses legítimos tanto de productores como de usuarios. Se apuesta sin restricción en combinación con sorteos de las loterías formales ejerciéndose el libertinaje de montar por cientos y miles los ventorrillos para el azar. No pagan impuestos ni llenan requisitos de distancia entre unos y otros. Compiten deslealmente con los negocios formales. Como se trata de un gasto familiar que genera adicción, el azar conspira contra la salud emocional y patrimonial de ciudadanos sobre-expuestos a la oportunidad de apostar. La autoridad no pone interés en regular a pesar de que la evasión resta recursos al Estado.

Con el alcohol ocurre algo parecido. El Estado hace poco por llevar orden a la fabricación y distribución de las bebidas. De ser el renglón de consumo más fácilmente gravado pasa a contar con canales de operaciones, encubiertos o no, que sirven para burlar al fisco. Fábricas fantasmas, intocables, y otras incentivadas sin equidad, invaden el mercado y no proveen para gasto social. El principio de autoridad está por el suelo ante la realidad de que la circulación sin límites de sustancias que ni siquiera son controladas sanitariamente estimula la ingesta dañina para la salud de muchos jóvenes a los que el Estado debe proteger de excesos.

 Solo el viento cambiaría más

En un país con fama de insólito y en el que se cree mucho en la frase de que el “día más claro llueve”,  se da  la paradoja de que tras ambiciosa recolección de criterios, maduración de ideas y  minuciosa redacción  de texto, la Constitución del  2010 fue cambiada en un abrir y cerrar de ojos apenas cinco años después. Para   más  inconsistencia, la reforma  fue posible porque los más aguerridos defensores de que siguiera como estaba  se cambiaron a la posición contraria en un santiamén. ¿Cómo creer en la permanencia de reglas para la seguridad jurídica? Para llevar más lejos la flojedad, se habla de una inminente reforma adicional cuyo contenido es secreto de Estado. Pronto nos regiría una Constitución diferente a la recién modificada. Sería el paroxismo del irrespeto a la sociedad porque provendría  de un acuerdo de aposento y de conveniencias partidarias. A espaldas del “noble y sufrido”.

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