Justiciero homenaje al Dr. Antonio Rosario

Justiciero homenaje al Dr. Antonio Rosario

La noche del viernes 9 de mayo, día antes de su natalicio, estuvo firmemente cargada de estrellas. El torrencial aguacero que nos atormentaba a lo largo del trayecto para cumplir con la cita que el destino nos trazara, cedió abruptamente para darle paso al corazón encendido, henchido de patriotismo y de gratitud del pueblo mocano, poniendo bien en alto el nombre de la provincia honrada con la figura excelsa del patricio Dr. Ulises Espaillat; de la heroica ciudad de Moca, germen inagotable de grandiosas epopeyas libertarias; la generosidad y hospitalidad del mentor patrocinador de ese memorable encuentro, senador José Rafael Vargas, Luis Quezada y su equipo las distinguidas autoridades provinciales y municipales, así como de destacadas figuras de esa comunidad y del país, dirigentes de numerosas y diversas organizaciones de la sociedad civil, unidos todos en un mismo sentimiento junto al gran público concentrado en el Cine Teatro Don Juan Bosco para rendirle tributo de recordación y reconocimiento al Dr. Antonio Rosario Resek; eminente jurista, consagrado profesor universitario, Rector Magnifico de la UASD, funcionario público de comprobada probidad, humildad y sencillez, destacado orador y tratadista, munícipe y deportista, político sin lastre, anti trujillista sin factura, demócrata por convicción, de integridad moral insobornable. Don Antonio, hijo, padre y esposo ejemplar, gran amigo y ciudadano con sangre torrencial de patriotismo corriendo por su alma y por sus venas.

Le conocí personalmente y, por referencia, en todas y cada una de las distintas facetas y etapas de su vida, y más íntimamente adentrándome en el corazón de la familia Rosario-De la Maza, cuando entrado el año electoral para elegir las nuevas autoridades universitarias (1979-1981) en el seno del Claustro Universitario se produjo un tranque que amenazaba la institucionalidad del recinto. Don Antonio, estimulado por Hatuey De Camps, antiguo líder estudiantil y de la FED, entonces dirigente político del PRD lo persuadió para que lanzara su candidatura a la Rectoría. Pienso que influyó para que Don Antonio me solicitara que lo acompañara como Vicerrector Administrativo, lo que me ratificó Salvador Jorge Blanco cuando rehusé su petición, a lo que Don Antonio me respondió, “pues bien, entonces vámonos para Boca Chica y que se hunda la UASD.” Le propuse una condición que él aceptó. -Ni Usted ni yo estamos buscando cargos, que solo implican grandes sacrificios. Si no salimos en la primera ronda, retiramos nuestras candidaturas.” Y así resultó. Fuimos electos en la primera vuelta con una apabullante mayoría. Tal como lo pronosticamos fue una dura prueba. También una experiencia rica e imborrable. “Así se forjó el acero” y una solida y fraterna amistad imperecedera.

Eran tiempos difíciles. Para evaluar la magnifica gestión desarrollada durante su Rectoría, habría que partir del contexto político del traspaso de mando de un régimen autoritario, patriarcal, corrupto y criminal de los 12 años y una universidad adversa y combativa, de grupos opositores radicales, y un nuevo Presidente Don Antonio Guzmán Fernández, pacifista, liberal, conciliador, de firme convicciones democráticas. Ello requería dirigentes capaces, de exquisita prudencia, integridad y sabiduría para fortalecer la democracia institucional del país y de la Academia y lo lograron.

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