Justo reconocimiento

Justo reconocimiento

El Premio Nacional de Periodismo 2014 ha sido adjudicado a uno de los periodistas que con mayor vocación ha acogido el compromiso social de su carrera, como comunicador y defensor de los derechos humanos. En su ejercicio, Juan Bolívar Díaz Santana ha defendido con tenacidad la causa de los más débiles y le ha hecho frente, con gallardía, a quienes solo han sabido desatar demonios contra quienes disienten de sus opiniones y postulados.

Como informador, Juan Bolívar se ha esforzado siempre por perseguir la verdad y colocarla al alcance de todos, sin temores, medias tintas ni ambigüedades. Al adjudicarle el Premio Nacional de Periodismo, no sólo se le reconocen sus altos méritos, sino que, a propósito de conmemorarse el Día del Periodista, parecería que se quiere tomar su vocación de servicio social como un referente, como un ejemplo, del sentimiento que debe inspirar a todo comunicador social.

Se está premiando a un periodista que, tanto en épocas de intolerancia política como en etapas de relativo respeto a las libertades individuales y colectivas, ha tenido el mérito de ser fiel a convicciones plenamente identificadas con prerrogativas inherentes a la persona, como individuo y como parte de legítimos conglomerados. Para Juan Bolívar, nuestras congratulaciones por tan justo reconocimiento.

DIÁLOGO QUE DEBE SER EXITOSO

Las negociaciones entre la República Dominicana y Haití involucran temas tan vitales para el porvenir de la isla, que ambas partes deben hacer denodados esfuerzos por alcanzar el éxito pleno. La condición insular impone grados insospechados de mutua dependencia. Haití es el segundo destino de importancia de nuestras exportaciones y nosotros somos para el hermano país la fuente más cercana para aliviar sus problemas de pobreza y desempleo, como lo demuestra la intensa inmigración haitiana hacia nuestro territorio.

Para ambos países es imposible cambiar la historia y sería torpe que los hechos del pasado lleguen a comprometer negativamente el futuro a construir. Las negociaciones sobre temas comerciales, migratorios, sanitarios, entre otros, deben estar orientadas, de ambos lados, por un espíritu de confraternidad que garantice satisfacción para ambas partes.

 

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