Juventud y Poder

Juventud y Poder

Millizen Uribe

Recientemente el país celebró el Día Nacional de la Juventud. La ocasión fue propicia para analizar el estado de este importante segmento poblacional y, a propósito del actual contexto electoral, reclamar más espacios de poder para la juventud dominicana.
Ciertamente, al analizar las condiciones en que vive la gran mayoría de jóvenes dominicanos es evidente que este sector, como el resto de la población, adolece de políticas públicas reales que trasciendan los discursos, los anuncios en los medios y los programas de gobierno de campañas electorales, y garanticen el acceso mayoritario a salud y educación de calidad, a empleos dignos y a seguridad ciudadana, entre otros derechos humanos fundamentales.
Para muestra dos botones: Por un lado, las cifras de jóvenes dominicanos que ni estudian, ni trabajan, conocidos lastimosamente como los “ni ni”, que constituyen un 26 por ciento de la juventud dominicana, de acuerdo a datos recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
Por el otro lado las adolescentes embarazadas: El 22.1% de aquellas entre 15 y 19 año ha estado embarazada, de acuerdo a la ENDESA más actual. Si es cierta la frase de que la juventud es el futuro, ¿Qué futuro tendrá la República Dominicana con una población no estudiada, no trabajada y con hijos?
Cambiar esta realidad requiere que al momento de administrar la cosa pública, los gobernantes opten por políticas que permitan el desarrollo humano de la población general, pero poniendo atención especial a sectores vulnerables como la juventud, a la que estos problemas le afectan de manera particular.
Pero he aquí un círculo vicioso. Precisamente en muchas entidades dentro del sistema democrático diseñadas para hacer o propugnar las políticas que den respuesta a los males sociales, como son partidos políticos, organizaciones de la Sociedad Civil, entre otros, se suele poner retranca a la participación juvenil.
De ahí la importancia y necesidad que dentro de los pasos que como país tenemos pendientes para construir una nueva cultura política, que tenga como norte, no el enriquecimiento personal ni el “búscame lo mío”, sino la construcción de una República democrática, próspera y garante de derechos para todos, se enfatice la participación de la juventud.
Ahora bien, ojalá que los jóvenes que copen esos espacios estén prendidos de ideas de transformación y bienestar colectivo, y no sean jóvenes biológicos, pero egoístas y curtidos ya con la praxis corrupta.
Después de todo la juventud de sueños e ideas sigue siendo necesaria en el país y dar poder sólo por la condición biológica de joven no garantiza el accionar para el cambio.
Recordemos a Allende y su lapidaria frase de: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica” y apostemos entonces a la mejor juventud.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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