El Gobierno de Kenia ha prohibido la fabricación, importación y comercialización de las bolsas de plástico, estableciendo multas que puede llegar hasta 2.000 euros y penas de prisión de hasta cuatro años, según ha informado la Autoridad Nacional de Gestión Medioambiental del país.
El presidente de la organización Kubuka, Álvaro Pérez-Pla, que trabaja en Kenia en un proyecto de reciclaje, ha señalado que el origen de esta medida está en la «gran cantidad de basura» que se acumula en los barrios «más marginales» de la capital, Nairobi.
«En estos barrios se anda sobre el plástico», ha continuado Pérez-Pla, al tiempo que ha asegurado que el Gobierno no destina fondos a recoger o limpiar estas zonas porque «no reconoce que allí viva tanta gente» (unos 100.000 que estiman las cifras oficiales, frente a los 500.000 que aseguran las ONG).
Así, ante «un problema tan evidente y alucinante», ha dicho, el Gobierno ha puesto en marcha esta medida que, en cualquier caso «es de muy difícil implementación, porque la policía es muy corrupta, y la extorsión está a la orden del día». Además, ha asegurado que éste es el «tercer intento de aplicar la ley en el país en los últimos 10 años».
Asimismo, según Kubuka, la aplicación de esta normativa «también tiene algunos contras y opositores», como las empresas productoras de bolsas plástico del país, que ha estimado que la prohibición destruirá 80.000 puestos de trabajo y que las personas tendrán que reubicarse en otros sectores.
Kenia no es el primer país africano que adopta esta medida: Uganda, Ruanda, Mauritania y Eritrea son algunos de los países que ya han puesto en marcha esta ley.