La adolescencia ¿una etapa?

La adolescencia ¿una etapa?

En varios estudios cualitativos realizados con población adolescente de distintos estratos sociales encontramos diferencias en sus percepciones sobre la adolescencia. La adolescencia tiende muchas veces a ser incluso una categoría inexistente como etapa de un ciclo vital, sin identificaciones directas en los años de vida. Así en muchos casos la adolescencia tiende a ser asociada como una categoría cultural que se refiere a “crisis” o a “problema”.

En los estudios realizados se muestran tendencias distintas dentro de los estratos pobres de identificación de la adolescencia. Una tendencia la ausencia de la misma como etapa, otra la señalización de una etapa que transcurre entre 12-16 y otra 12-17 años. A partir de los 16 y 17 años en muchos casos se percibe el inicio de la adultez. Muchas familias identifican en sus hijos e hijas un paso directo de la niñez a la adultez, en el que se espera que asuman responsabilidades frente a su sobrevivencia y su propia vida. Esto no ocurre en los estratos medios que se extiende la adolescencia a los 21 años.

Esta extensión de la adolescencia como período hasta los 21 años está matizada en algunos casos por la visión de dependencia económica, padres-madres entienden que sus hijos e hijas no están preparados para mantenerse. “Ellos hasta que no se preparan y terminan una carrera no están preparados para la vida, son adolescentes”. Como vemos hay una mezcla del concepto de adolescente con dependencia económica que influye en que las madres de estratos medios en los estudios realizados extiendan la adolescencia a edades más avanzadas que en estratos pobres.

En los estratos pobres la población de sexo femenino que tiene más de 16 años no se considera adolescentes y se conflictúa con la calificación que se le hace de “madres adolescentes” cuando son madres.

Esta contradicción entre el significado pautado culturalmente con el que se establece en los estándares de políticas públicas dirigidas a esta población tiene mucho que ver con los referentes culturales sobre los que se legisla y se estandarizan con los que hay grandes brechas culturales con la realidad social de cada contexto. La lectura cultural de los conceptos y los significados visibilizan estas brechas y muestran las resistencias que generan.

La formulación de políticas públicas en nuestro país dirigidas a la adolescencia en las áreas de la salud, la educación, laboral y cultural deberían tomar en cuenta los referentes culturales existentes en los distintos estratos y contextos sociales. Las barreras y resistencias pueden debilitar e inhibir su efectividad e impacto en la realidad social.

 

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