La “agricultura espiritual” se ofrece a descontaminar el mundo

La “agricultura espiritual” se ofrece a descontaminar el mundo

Roma. EFE.- Siente la responsabilidad de limpiar lo que otros contaminan y, desde hace décadas, el italiano Enzo Nastati investiga métodos para solucionar todo tipo de problemas en la agricultura, aunque sea desde su visión “espiritual” y, como él dice, “directamente desde el corazón». 

Los razonamientos científicos no son su prioridad y cuando tiene que justificar el empleo de cierta técnica para descontaminar o desalinizar suelos, se escuda en los “buenos resultados” que ha obtenido con sus prácticas e insiste en que destina “gran parte de sus recursos a verificar el método».

En una charla impartida esta semana en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma, Nastati abogó por descontaminar los suelos ya afectados para que vuelvan a ser aptos para la agricultura mediante la llamada isoterapia.

“Al igual que una sustancia en gran cantidad crea un problema, una pequeña parte de esa misma sustancia sirve de remedio”, un principio que igual se emplea con las vacunas, asegura el investigador, que está a favor de tratar los suelos con los componentes que los contaminan pero en una proporción mínima.

Para Nastati, se debe contribuir a cuidar el medio ambiente puesto que, “si uno contamina la tierra, otro tiene la responsabilidad de limpiarla».

En su centro de investigación Eureka, en la provincia de Udine (norte de Italia), promueve la “agricultura homeodinámica”, que parte de la biodinámica basada en las teorías del austríaco Rudolf Steiner y que entiende que los componentes de un organismo o ecosistema están en constante cambio mientras se mantiene su equilibrio global.

Desde esa óptica, argumenta, aquellos animales que ponen en riesgo un ambiente “no tienen que ser asesinados”, sino obligados a marcharse creando en el sitio condiciones que les sean adversas para que lo hagan por sí mismos.

“Todos los parásitos son indicadores de un desequilibrio”, sostiene Nastati, que explica su teoría recurriendo a las enseñanzas del pensamiento clásico y de otros siglos.   Así como menciona el manual de agricultura del latino Virgilio, recuerda cómo los antiguos griegos tenían la palabra “bios” para referirse a la vida de un individuo que acababa en muerte y la de “zoe” para hablar de la vida infinita en general.

En medio de sus intentos por explotar el “librepensamiento”, la “creatividad” y las “convicciones emocionales”, destaca que, cuando ayuda a los agricultores a resolver sus problemas de manera práctica, “ellos sí que le entienden».

No sucede lo mismo con los académicos, como los quince profesores que durante una sequía en Italia en 2004 acudieron a su centro a observar por qué las parcelas no estaban sufriendo el fenómeno y luego “no volvieron” porque, en opinión del italiano, no estaban de acuerdo con sus planteamientos.

Nastati defiende que para lograr que las plantas resistan a la sequía hace falta tratar sus semillas o utilizar un determinado producto para que el agua las bañe mejor con el fin de adaptarlas a unas nuevas condiciones ambientales.

Insiste en que no pretende lucrarse con esos métodos para llevar agua a la planta y llama a potenciar antiguos sistemas como el que -explica- se usa en los oasis para nutrirse de la humedad de la noche.

Desde cómo trabajar con los campos electromagnéticos para proteger las plantas hasta cómo “inyectar dinamismo” para retirar sal del suelo, pasando por la adaptación al cambio climático, cualquier forma de “agricultura espiritual” cabe en el centro Eureka, concebido como una aldea ecológica.

El especialista confiesa que su sueño es construir en el futuro una ciudad en la que juntar a artistas e investigadores para desarrollar “una nueva agricultura” en un contexto más amplio.

“Todo lo que está sucediendo es muerte, pero después de la muerte hay un renacimiento y yo trabajo por el renacimiento”, señala.

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