La angurria del Procurador

La angurria del Procurador

En unas de sus acepciones, la Real Academia de la Lengua Española (RAE), define angurria como deseo vehemente o insaciable.
Tal vez así pueda entenderse el afán, denunciado por funcionarias y activistas, del señor Procurador monopolizar la lucha contra la violencia de género y las funciones del Ministerio de la Mujer.
Y ojo, soy de las que siempre ha creído que ese ministerio (el de la mujer) debe jugar un rol más activo porque los feminicidios y la cultura machista nos han estado ganando la batalla (una de vida o muerte) por años.
Pero, honestamente, no entiendo cómo una entidad del Estado que no ha tenido el éxito necesario en temas como la criminalidad y su consecuente inseguridad ciudadana, y la corrupción, quiere ahora, en vez de concentrar esfuerzos en estas áreas, tirarse encima responsabilidades que hasta ahora ha desempeñado otra institución pública.
Lo peor es, que la parte que hasta ahora el Ministerio Público ha manejado en la lucha de género, no ha sido 100% exitosa porque las mismas usuarias de estos servicios han testimoniado a la prensa que no se sienten a salvo de sus agresores, pese a que ya los han denunciado, y hemos tenido casos, como el feminicidio de la jovencita Geraldine Sánchez, donde el homicida ya había sido denunciado por violencia de género.
Dicen por ahí que el que mucho abarca, poco aprieta, y hace mucho que el Ministerio Público no exhibe la más mínima fuerza.
Por lo que si una insigne autoridad como el Procurador permite que una humilde ciudadana le dé un consejo, sería eso de “zapatero a su zapato”. Que se concentre en la corrupción, que se concentre en la delincuencia, y que deje el Ministerio de la Mujer tranquilo, que repito, no es perfecto, pero su existencia se justifica en la necesidad de que una entidad del Estado lidere los esfuerzos para que tengamos una sociedad equitativa desde el punto de vista del género.
Que mejor aproveche el tiempo para fortalecer el expediente de Odebrecht, el caso más grande de soborno, robo y corrupción en Latinoamérica, por el que hay expresidentes, funcionarios y empresarios presos, pero en República Dominicana, país que llegó a ser sede de ese entramado, no hay una persona presa como consecuencia, en parte, de un expediente que la misma magistrada Miriam Germán dijo deja mucho que desear.
Póngase en eso Procurador, que si rompe la cadena de la impunidad y baja el índice de criminalidad, ya habrá hecho bastante por la Patria.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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