LA COLUMNA DE HORACIO

LA COLUMNA DE HORACIO

Los dominicanos confrontamos un problema desconcertante: somos mucho más que antes, lo que en alguna forma puede ser para bien, pero también  abundantemente para mal. Cuando  en fecha no muy lejana solo corrían por nuestras vías 95 mil automóviles y algunos millares de motos, cada semana y media llevaban dos heridos y un muerto al Darío Contreras. Ahora hay períodos del año en que los pacientes y los cadáveres tienen que esperar turno para el ingreso. Más de un millón de motociclistas andando de su cuenta no nos dejan mentir.

En tiempo pasado la ocupación de terrenos  era la osadía de unos cuantos pobladores y rapaces razones sociales. Los problemas eran mínimos, y los espacios para invadir, infinitos. Ahora lo único inacabable son los litigios por toda la geografía. Si contáramos los muertos del último decenio por bienes raíces codiciados encarnizadamente por individuos, pasarían del centenar. Cuando al aeropuerto Caucedo apenas arribaban seis aviones por día y el personal aeroportuario llegaba a 18 hombres por turno, no había más de un robo de maleta cada noventa días. En esta época, con la misma cantidad  exagerada de organismos de seguridad y un ejército de empleados, los artículos que se pierden por allí en un solo día darían para montar una tienda gigantesca en la ciudad.

Cuando en cualquier barrio capitalino de épocas  sosegadas  algún vecino contaba que  acababa de ser víctima de un robo, todo el vecindario se reunía en el sitio a escuchar los detalles del hecho excepcional. Desde que la densidad de población superó los seis millones ocurren escalamientos y hurtos que obligarían a una reunión diaria para estar actualizado en ese tema. Hubo una vez en que las carreteras y los barrios estaban poco poblados, pero  si algún automovilista resultaba aturdido  por golpes en un accidente en tales sitios, aparecían diez o doce lugareños dispuesto a ayudarle. En la actualidad, quedar sin conocimiento o sin vida  en cualquier punto del país expone al afectado a que le roben hasta el alma antes de llevarlo a un hospital.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas