La convención

La convención

Claudio Acosta

No votaron todos los que debieron votar debido a los evidentes fallos logísticos y organizativos, pero la convención del PRM cumplió a cabalidad su principal propósito: elegir sin traumas ni ruidosos pleitos su candidato presidencial, es decir en orden y de manera políticamente civilizada. Las primeras palabras del candidato electo, Luis Abinader, tras conocerse el primer boletín, reflejan su sintonía con la necesidad del momento: la unidad que hará más fuerte a la oposición, la única manera de desalojar del poder al PLD. Pero si alguien tenía alguna duda de que el proceso tendría un final feliz, quedó despejada ayer cuando el candidato derrotado, el expresidente Hipólito Mejía, visitó al candidato electo para felicitarlo. Y como las circunstancias han querido que la culminación exitosa de ese proceso, que muchos esperaban (o deseaban) que terminara como la fiesta de los monos, se produzca en medio de la más seria amenaza a la unidad del PLD desde su fundación, puede decirse también que llegó en el mejor momento. Desde luego, la carrera de Abinader hacia el Palacio Nacional apenas comienza y nadie garantiza que llegará a su meta, pues tendrá que enfrentarse a dos rivales formidables, sea que se imponga la reelección del presidente Danilo Medina o que el expresidente Leonel Fernández logre salirse con la suya y se alce con la candidatura presidencial. Pero en lo que los oráculos políticos locales analizan el impacto que tendrá en el panorama electoral la elección del candidato presidencial del PRM se intensificará la emigración de perredeístas hacia el nuevo partido, donde vislumbran más posibilidades de volver a ver a Linda luego de más de diez años jalando aire en la oposición, incluidos legisladores que solo estaban a la espera de que la convención “saliera bien” para recoger sus motetes y decirle adiós al moribundo PRD, al ingeniero Miguel Vargas Maldonado y a los cuatro gatos que se quedarán para acompañarlo en el velorio.

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