La decadencia política

La decadencia política

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En gobiernos pasados y en el actual, han existido y existen legisladores, funcionarios, técnicos, empleados, miembros del poder judicial y hasta cuerpos militares, que ni se han vendido ni se han dejado comprar, ni que los corrompan, pero han sido las víctimas preferidas de los mercenarios de la política, que por lo regular los acusan de enemigos del gobierno de turno, de tal manera que ese corretaje de influencia y soborno ha llegado al extremo, que en una ocasión un amigo nuestro que desempeñaba cierta posición muy importante le manifestó a un alto ministro del Estado que él constituía un estorbo para el Gobierno, porque él no dejaba poner en práctica algunos nebulosos negocios que se estaban gestando, y meses después fue cancelado. Perdió el Estado, como en muchos otros casos, un funcionario serio, honesto, íntegro y salieron ganando jugosos beneficios, los funcionarios codiciosos y nuestro país siguió hundiéndose en el abismo de la decadencia moral.
No se debe olvidar que la mayoría de los pueblos han aprendido en las últimas décadas que la única oportunidad que tienen es sobrevivir, porque ese sacrificio aleja del camino a la barbarie o la destrucción, y el pueblo dominicano no es ajeno a esto, por lo que deberá, como Lázaro, levantarse de su tumba y acabar con los politiqueros, que primero se venden al primer o mejor postor, y cuando el desprestigio los arropa, tratan de vender la Patria. Como dijo un reconocido periodista: “Hemos asistido y seguiremos asistiendo a una exhibición estentórea de indignación moral” y si algunos de nosotros sacamos a relucir los principios morales tradicionales, dirán que estamos fuera del tiempo, que ya esos valores han perdido importancia, y que el mundo actual no responde a los patrones del viejo orden, que indignarse ya no es moral, porque ahora el origen es ya otro, Corrupción.

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