La demografía es la economía que importa

La demografía es la economía que importa

Las definiciones de los libros de introducción de la economía dicen que ésta estudia: a) La extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios. b) La forma o medios de satisfacer las necesidades humanas mediante recursos limitados; y c) Forma en la que las personas y sociedades sobreviven, prosperan y funcionan. La demografía -por otro lado- es el estudio de los procesos de las poblaciones, y utiliza herramientas estadísticas de fecundidad, mortalidad y migración: emigración.
En la definición de la economía está la demografía, aunque el énfasis de su estudio sea diferente. El proceso de producción e intercambio para satisfacer las necesidades humanas tiene que ver con los procesos de fecundidad, mortalidad, tasas de crecimiento. Así, en principio, demografía y economía tienen una relación obvia. En los albores de la investigación económica Malthus se preocupó por el tema demográfico a tal punto que se considera uno de los padres de esta disciplina.
En su libro: Ensayo sobre el principio de la población Malthus problematizó el tema de la población. “…los efectos de este obstáculo (límites naturales de espacio y alimento) son muy complicados; guiados por el mismo instinto, le detiene la voz de la razón que le inspira el temor de ver a sus hijos con necesidades que no podrá satisfacer. Si cede a este justo temor es muchas veces por virtud. Si por el contrario le arrastra su instinto, la población crece más que los medios de subsistencia”.
La tasa de crecimiento de la población, con una visión tanto moralista como pesimista hizo que el economista, se hiciera -de más en más- una referencia histórica pasajera. Sus prejuicios sucumbieron ante el avance de otra perspectiva que pensaba que el progreso no tendría fin. La revolución industrial y los avances tecnológicos sepultaron no sólo la teoría malthusiana si no la problematización con fines científicos del estudio económico de las poblaciones.
Los premios Nobel otorgados en la última década se centran en el estudio del comportamiento y antes en el estudio de los mercados o en las tendencias financieras. La demografía pura y la sociología son las que estudian las poblaciones. Sin embargo, la voz de alerta de científicos medioambientalistas y físicos sobre lo limitado que resulta los recursos del planeta ante una población tan enorme que probablemente haya más gente viva que gente que haya muertos desde que existe la humanidad.
No se trata de rescatar al maltusianismo. De lo que se trata es de investigar desde la disciplina económica y con rigor científico el proceso demográfico, las tasas de crecimiento planetarios, los efectos del envejecimiento de sociedades desarrolladas y el crecimiento de la población mundial. Las migraciones son el tema de moda, pero a la vez es el tema menos estudiado desde la perspectiva económica.
Sabemos más de los mercados financieros e incluso del comportamiento de los consumidores ante las decisiones de consumo que lo que sabemos del crecimiento poblacional y los procesos migratorios desde la perspectiva económica. Y dado que no sólo es un tema financiero… si no de la sobrevivencia misma de la humanidad ante los recursos naturales vitales (agua, aire, alimento) hay que plantearse que la demografía es la economía que importa.

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