La desfavorable condición media

La desfavorable condición media

El sistema recaudador exceptúa de una parte de sus alcances al asalariado de bajos ingresos. Se paga impuesto sobre la renta a partir de una categoría salarial superior al promedio. Pero la condición de ciudadano de clase media, como empleado o como emprendedor de algún negocio modesto, lo expone a ser afectado duramente por la presión tributaria. Cada mínima empresa de fabricación o comercio que nazca a la formalidad para cumplir de buena fe con el régimen impositivo, la seguridad social y otras obligaciones del Estado, termina viviendo la realidad de que en este medio las condiciones más favorables para desarrollarse y crecer económicamente funcionan para los grandes.

Se da aquí un efecto “emparedado” para quienes en la escala social no son ni pobres de solemnidad ni ricos e influyentes. Las exenciones fiscales y otros respaldos a las inversiones existen para favorecer a los capitales de envergadura, incluyendo a los de origen externo, en los renglones de minería, energía convencional o alternativa, turismo, zonas francas, algunas innovaciones tecnológicas y construcción de mega obras. El fisco ha estado dispuesto a renunciar a ingresos en apoyo a las operaciones de los empleadores de mayor categoría, los que sin embargo no son como un todo los mayores generadores de empleos. A falta de un trato similar, muchísimas “sardinitas” de la economía son empujadas a la quiebra o a la informalidad.

MATAR GALLINA DE HUEVOS DE ORO

La primera denuncia que dio cuenta de vulgares acciones contra la hospitalidad que debe brindar Boca Chica a los turistas reveló que agentes policiales se dedicaban sistemáticamente a hostilizarlos con el típico macuteo. La jefatura reaccionó con energía y tomó medidas contra la deleznable práctica que pondría en riesgos el crédito del país como destino en el Caribe, zona en la que se confronta la dura competencia de otros lugares que cuidan de manera excelente su industria sin chimenea.

Ahora llegó, por boca de una autoridad judicial con asiento en ese atractivo municipio, la información de que allí se expenden los alimentos y bebidas más caros del mundo, siempre que sea un extranjero con cara de desprevenido y lleno de confianza en la hospitalidad criolla el que llegue a comprarlos. La falta total de protección al consumidor visitante serviría para malograr el turismo en ese lugar.

 

 

 

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