La deuda y el FMI

La deuda y el FMI

El señor Przemek Gajdeczka, jefe de la Misión del FMI, debe decirlo con claridad, está en peligro la sostenibilidad de la deuda total (incluyendo pasivos diferentes a depósitos de los bancos Reservas, Agrícola y la Vivienda, y deudas contingente y flotante) por su balance y crecimiento, es la mayor vulnerabilidad de la economía. Por déficits en el presupuesto aumento 134%, de US$25,126 millones en 2009 a US$33,637 millones en 2013. En la fiesta participó el FMI, a los Organismos Internacionales debíamos US$4,147.3 millones, cuando termina abruptamente el Acuerdo Stand By en 2011, en tres años aumentó 127.5%.

La insostenibilidad se relaciona con la insuficiencia de liquidez presupuestaria para servirla, en el 2014 destinamos 26.6% de los ingresos corrientes del Fisco, eso es mucho. La crisis también es de solvencia, lo que en total debemos representa 56% del PIB, es decir, si fuera el caso no podemos liquidarla por ser muy negativo el balance entre activos y pasivos externos. Los precedentes históricos corresponden a los años 1918, 1923 y 1931, la amortización de la deuda promedió 27% del recaudo fiscal. Trujillo se benefició de facilidades del Presidente Roosevelt de los Estados Unidos, con motivo de la Gran Depresión, para que los países endeudados pudieran renegociar con ventajas; Trujillo redujo la amortización anual, liberando recursos del presupuesto que luego gastó sin control de nadie. No solo ayudó a su consolidación, sino que se libró de la causalidad crisis de deuda-crisis política, que se había convertido en teoría histórica desde el ajusticiamiento de Ulises Heureaux a final del siglo XIX.

Cuando liquidó la deuda externa de $9,271,855.55 dólares en 1947, los bonos pendientes de pago de 1922 y 1926, equivalía a 1.9% del PIB y apenas 12.6% de los ingresos del Fisco. Es decir, fue por política que pago la deuda externa, no fue para aliviar su peso relativo en las finanzas públicas; diferente a lo que tenemos ahora, la deuda externa equivale a 38% del PIB y 133% de los ingresos corrientes, herencia que dejó el gobierno de Leonel Fernández (2008-2012). El FMI santiguó el mal manejo de las finanzas públicas, un error aunque diga que se trató de una política general para evitar que de la Gran Recesión la economía mundial pasara a depresión. Es cierto, la demanda mundial debía aumentar, pero debió aplicarse a países desarrollados, nunca a nosotros que no teníamos reservas en pesos y dólares para malgastar.

Con el crecimiento del PIB se reducirá lo que debemos, pero será en el largo plazo, el problema es la iliquidez presupuestaria. Para enfrentarla seguramente el FMI recomendará la reforma integral consensuada, que arroje recursos para financiar la brecha de RD$77,709 millones del presupuesto del 2014, equivalente a 2.8% del PIB. Escribirá que no es necesario subir tasas impositivas, basta aumentar la base revisando las 30 leyes que otorgan incentivos tributarios a distintos sectores de la economía.

Citará el gasto tributario de RD$181,455.2 millones del 2014, equivalente a 6.6% del PIB, que aumenta en RD$29,000 millones comparado con el promedio del periodo 2009-2012. Pero el Presidente Medina dijo que por lo menos este año no habrá reforma tributaria. Es decir, el FMI debe pensar en otra alternativa.

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