Ya nadie puede poner en duda las bondades de la dieta mediterránea. Gracias a los resultados de un reciente macroestudio Prevención con Dieta Mediterránea, tenemos ahora la certeza de que este tipo de alimentación, con aceita de oliva y frutos secos es capaz de reducir la incidencia de infarto o ictus en un 30%.
Para el estudio, participaron cerca de 7.500 personas en toda España, durante cinco años. Los voluntarios debían ser hombres de entre 55 y 80 años, o mujeres de entre 60 y 80 años, diabéticos o que cumplieran tres de los siguientes requisitos: hipertenso, obeso, con sobrepeso, fumador, tener el colesterol alto o tener antecedentes de enfermedad cardíaca. De forma aleatoria, los participantes fueron asignados al azar a 3 tipos de dietas. Dos de ellas, dieta mediterránea al completo, ricas en grasa vegetal, una suplementada con aceite de oliva extra virgen y otra con frutos secos. El tercer grupo fue asignado a una dieta convencional, recomendada para la prevención cardiovascular, baja en grasas. Durante el estudio, a los participantes asignados a la dieta mediterránea, se les entregó aceite de oliva (1 litro por semana) y frutos secos (30 gramos al día). Estos no tuvieron que disminuir ni modificar su ingesta calórica, ni siquiera cambiar sus hábitos con respecto al consumo de grasas.