Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la difteria: que hay un brote, que se contagia, que si hay que vacunarse, que llegó de Haití… pero algunas personas todavía no comprenden bien de qué se trata esta enfermedad, ni cuáles son los síntomas que la identifican.
Hoy hablaremos de la difteria y los puntos más relevantes, emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre esta bacteria.
También ofrecemos algunas claves que pueden ayudar a entender mejor la enfermedad y cómo evitar el contagio.
¿Qué es? La difteria es una infección causada por la bacteria Corynebacterium Diphtheriae.
Síntomas. Sus signos suelen manifestarse entre 2 y 5 días después de la exposición. Pueden empezar con dolor de garganta y fiebre. En los casos de gravedad, la bacteria genera un producto tóxico (toxina) que da lugar a una espesa placa gris o blanca en el fondo de la garganta, placa que a veces, al bloquear las vías respiratorias, dificulta la respiración o la deglución y también puede provocar una tos seca. La hipertrofia de los ganglios linfáticos puede causar la hinchazón de una parte del cuello.
Propagación. La difteria se transmite fácilmente de una persona a otra, ya sea por contacto directo o por vía aérea, a través de las gotículas respiratorias emitidas por ejemplo al toser o estornudar. También puede diseminarse a través de tejidos u objetos contaminados.
¿Cómo se diagnostica? En general, el diagnóstico clínico de la difteria se basa en la presencia de una membrana grisácea que recubre la garganta. Aunque se recomienda un estudio de laboratorio para confirmar los casos sospechosos, el tratamiento debe comenzar de inmediato.

El tratamiento. Se administra una solución de antitoxina diftérica por inyección intravenosa o intramuscular. También se administran antibióticos para eliminar la bacteria, poner fin a la producción de toxina e impedir el contagio de otras personas.
Prevención. La única forma de prevenirla es mediante vacuna. El esquema de vacunación establece que se ponga la pentavalente a los dos, cuatro y seis meses, luego se refuerza a los 18 meses y luego a los cuatro años. Toda persona que no esté vacunada contra la difteria, o que lo esté solo parcialmente, debe completar el esquema. El personal de salud también debe vacunarse, así como los niños menores de cinco años y los envejecientes.
Complicaciones. Pueden ir desde inflamación y lesión del miocardio, a inflamación de los nervios, problemas renales o trastornos hemorrágicos por caída del nivel de plaquetas. Las lesiones del miocardio pueden provocar alteraciones del ritmo cardíaco e inflamaciones de los nervios que a veces desembocan en parálisis.
Emiten alerta. Luego de la muerte de un niño que vino desde Haití, el Ministerio de Salud Pública dominicano emitió una alerta y recomienda verificar el esquema de vacunación de los niños y acudir a los centros de salud a ponerse la vacuna (niños y adultos).
Último brote. En el año 2004, hubo en el país un brote de difteria que afectó a cerca de 150 personas, la mayoría niños menores de 10 años.
La epidemia. Para los últimos meses del año pasado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indicó que se habían registrado casos en Venezuela, Haití y Brasil.