Con la aceleración de desembolsos de préstamos externos e internos incluidos en el presupuesto del 2010, se puede esperar que la política fiscal sea anti-cíclica hasta el mes de junio, es decir, que aumenten la inversión en infraestructura y los gastos corrientes, incluyendo sueldos y salarios, aunque el acuerdo con el FMI hable de congelarlos al nivel de diciembre del 2009. Es necesario puntualizar que la política expansiva del gasto está montada sobre una economía deficitaria, en el 2009 las finanzas públicas cerraron con un déficit de RD$45 mil millones, y las del sector público consolidado con un faltante que superó los RD$70 mil millones, alrededor de 3.5% del PIB. Se agrega que el presupuesto del 2010 presenta un déficit fiscal de RD$47,828.4 millones, y cuando se incluye el atraso en el pago de los intereses al Banco Central (RD$14,485.6 millones), el déficit aumenta a RD$62,314 millones. 

El déficit que se acumula de RD$132 mil millones (US$3,670 millones) en  dos años de gestión (2009 y 2010), sumado al incremento en el endeudamiento por RD$115 mil millones (US$3,286 millones) en el presupuesto del 2010, implica que se aumenta de manera escandalosa el balance de la deuda pública total (interna, externa, del Banco Central, sector eléctrico y la de los contratistas y suplidores), pudiendo terminar en US$20 mil millones en el 2010, alrededor del 44% del PIB oficial, el 320% de los ingresos tributarios estimados en el presupuesto del 2010. Semejante aumento del balance de la deuda pública de US$10,300 millones, de 106% con relación al balance de US$9,705 a que ascendía en agosto del 2004, no tiene precedente histórico, podría deteriorar el nivel de vida de las familias y reducir aún más el flujo de caja de las empresas.

Para garantizar el pago de la deuda, el gobierno se comprometió con el FMI a aumentar sus ingresos por un monto de RD$8,250 millones, con nuevas cargas impositivas, variando las existentes y/o con medidas administrativas, tales como reducción de exenciones del pago de impuestos a los combustibles otorgadas a empresas, control de las transacciones en efectivo realizadas por negocios comerciales y el cobro de más impuestos entre pequeñas y medianas empresas.

No será gratis la fiesta de gastos, la política anti-cíclica, financiada con enormes endeudamientos, tendrá un alto costo social, se pagará, además, con aumentos de precios, porque las autoridades no permitirán depreciación del peso en un año de elecciones congresuales y municipales. Para evitarlo, se comprometieron con el FMI a contraer los medios de pago a partir de junio, lo que deberá elevar la tasa de interés y los precios de la economía. El gobierno ha declarado el 2010 como año de recuperación de la economía, pero dependerá del tipo de reforma tributaria que aplique al pueblo; si aumenta la carga tributaria de las familias y empresas, sin compensación efectiva, no habrá incentivos para invertir, producir y consumir, es decir, no habrá recuperación.