La encantadora mirada oblicua de nuestras tataranietas

La encantadora mirada oblicua de nuestras tataranietas

Rafael Acevedo

Aunque la selección de los más aptos fue formulada en textos venerados por la tradición intelectual, militar y deportistas, esta idea es tan natural y primitiva que los polinesios que pescaban en altar mar eran grandes nadadores, no obstante, oraban juntos para apaciguar los espíritus de las aguas profundas.
Platón explicó la conveniencia de la eugenesia, a fin de garantizar la perfección física y mental de los ciudadanos de “La República”. Desde antaño, ganaderos y veterinarios practican eutanasia a animales mortalmente heridos. La idea podría proyectarse con bastante naturalidad en determinadas sociedades respecto a personas y a ancianos enfermos y desamparados. La eutanasia implicaría el sacrificio de los que no tienen probabilidades de competir en la lucha por la vida; que serían cargas emocionales y económicas para la sociedad.
Otra idea emparentada con la eugenesia y la eutanasia es la limpieza étnica, espiritual o cultural. La historia hebrea antigua y modernamente el nacional socialismo alemán, están ligados a proyectos nacional-imperialistas. El etnocentrismo de cualquier pueblo o tribu, por insignificantes que estos sean, son mecanismos bivalentes de defensa-y-expansión.
Estos temas regresan simulados con insistencia con el desarrollo del capitalismo globalizado, donde la concepción competitiva y bancaria de la vida humana exige que individuos y sociedades compitan permanentemente en un mercado globalizado y abierto, en la lucha hobbesiana de “todos contra todos”; donde resulta natural la eliminación (prenatal) de los que por su origen de pobreza extrema, no serían aptos para aportar-convivir-competir en la sociedad globalizada.
En ese marco, el aborto se presenta como natural. La China ha sido vanguardia en la aplicación de esta práctica como parte de su estrategia de estabilización y crecimiento económico. Todos los demás países, obligados a competir con los chinos y con todos los demás, estarían obligados al control de la natalidad. Aún países “cristianos” mirarían la natalidad, calidad y número de pobladores como factores del proceso productivo y como parte del gasto público. Ancianos, minusválidos y otros grupos serían considerados cargas sobre el erario que también restan competitividad.
Sociedades con filosofías de vida materialista, pragmatista y consumista, son seguros candidatos a considerar también la eutanasia como parte de su filosofía político-administrativa.
Un desertor exoficial soviético decía: “El deber del hombre es hacerse rico y disfrutar la vida”. El tema de fondo es el darwinismo, la supervivencia del más apto, y su gemela, la “Simulación en la Lucha por la Vida”, de que hablaba José Ingenieros. Se procura superioridad en los indicadores de éxito de la sociedad globalizada; si no se logra, se simula haberla alcanzado. La imitación es tan vieja, tan humana y natural como la vida misma; el camaleón no fue siquiera su inventor. “Ser o parecer apto, es el asunto”. Si un día nos gobiernan los marcianos, compraríamos tintura verde para la piel. Si se imponen los chinos, nuestras tataranietas se harán operar los parpados para lucir “fascinantes miradas oblicuas”.
Sin el amor y la piedad que dan valor y sentido a la existencia humana, el mundo irá fatalmente hacia un materialismo vivencial total.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas