MONROVIA. La epidemia del Ébola en África Occidental dejará secuelas en la economía de los países afectados, en los que los mercados se van vaciando, los campos quedan al abandono y la minería empieza a resentirse.
«Es una catástrofe. Perdemos mucho dinero», lamenta Alhaji Bamogo, vendedor de ropa en el mercado Red Light, el segundo más grande de Monrovia, capital de Liberia.
«Todos los que vienen compran comida o productos de desinfección contra el Ébola». Esta epidemia sin precedentes ha causado al menos 1.350 muertos, sobre todo en Liberia, Sierra Leona y Guinea, que figuran entre los países más pobres del mundo.
«La epidemia del Ébola no es sólo una epidemia de salud pública, sino una crisis económica (…) que afecta a numerosos sectores de la actividad», alertó el presidente del Banco Africano de Desarrollo (BAD) Donald Kaberuka, quien anunció esta semana un fondo de 60 millones de dólares (45 millones de euros) para los países afectados.
Cuanto más dure la epidemia mayor será la influencia de los factores psicológicos en los actores económicos, advierten los expertos.
Según Philippe Hugon, director de investigación encargado de África en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris), «el principio de precaución tendrá como consecuencia una bajada de la producción ya que las economías del África occidental son muy dependientes de los grandes grupos para exportar sus materias primas».
«Todo depende de si esto se queda en algo coyuntural o de si la epidemia sigue creciendo con el tiempo. Los empresarios extranjeros en el lugar están muy preocupados», precisa.
El gigante mundial del acero ArcelorMittal anunció el 8 de agosto la suspensión de las obras de ampliación de una mina de Yekepa y de la terminal portuaria de Buchanan, en Liberia, después de que los subcontratistas evacuaran a los empleados. La epidemia puede «reforzar la idea de que Guinea, Sierra Leona o Liberia son países en los que es peligroso vivir, a causa de enfermedades como el sida o el Ébola, y por lo tanto invertir en ellos», añade Philippe Hugon, quien insiste en que las anulaciones de los vuelos dificultan los intercambios.
Además, un estudio de la agencia Moody’s estima que «la epidemia puede tener un impacto financiero directo en los presupuestos de los gobiernos mediante un aumento de los gastos de salud». En Guinea, donde surgió el brote, llueven las críticas por la demora de las autoridades en decretar el estado de emergencia sanitaria.
Amadou Soumah, un responsable sindical, asegura que el despliegue de fuerzas guineanas en las fronteras acarreará más gastos y acusa al presidente Alpha Condé de haber declarado en abril que la epidemia estaba «controlada» para «que no huyeran los inversores».
– Penuria alimentaria – El número de víctimas no tendrá necesariamente un impacto en la oferta de mano de obra en el sector agrícola, estima Philippe De Vreyer, especialista en la economía de África Occidental. Pero De Vreyer prevé comportamientos nocivos. «La gente se desplazará cada vez menos.
Por ejemplo, el que acostumbra a vender sus verduras en el mercado local decidirá quedarse en casa». En las regiones de Sierra Leona y Liberia que se encuentran en cuarentena, las plantaciones de cacao y de café se quedan desiertas y hay escasez de alimentos, sobre todo de arroz, porque los negociadores renuncian a aprovisionarse para no tener que desplazarse.
En Nigeria, principal productor petrolero del continente, las actividades de extracción en el delta del Níger, a un millar de km de Lagos, donde hay 15 casos identificados, no se han visto afectadas por el momento de forma significativa.
La primera potencia económica de África es el país menos afectado por el virus, con cinco muertos. Pero, según Bismarck Rewane, jefe de Financial Derivatives Company, con sede en Lagos, «las reservas de hotel bajaron casi un 30% este mes, al igual que los pedidos de comida y de bebidas para grandes concentraciones, como bodas o funerales».