La escuela pública dominicana

La escuela pública dominicana

En las evaluaciones internacionales sobre los sistemas educativos latinoamericanos, los dominicanos, solemos estar en un lejano y solitario último lugar.
En 1986, ya existían indicios de la mediocre calidad de la educación dominicana con las evidencias de las Pruebas Exploratorias aplicadas en la UASD a la población de nuevo ingreso que concluyeron que no llegan al 20% los estudiantes que muestran un dominio suficiente de los conocimientos básicos del bachillerato. (José Fiallo y Alberto Fiallo. 1986. Procesos históricos; igualdad de oportunidades y movilidad social en el sistema educativo dominicano).
Hoy se hace evidente que uno de los factores determinantes de la injustificable situación de nuestra a educación, es la precaria formación de nuestros profesores del sistema escolar público, tal como se infiere de los resultados de las siguientes evaluaciones:
En el 2011 el Ministerio de Educación evaluó un grupo de profesores para determinar sus destrezas en los aspectos de lectura, expresión, escritura y comprensión lectora para asumir la docencia en el primer grado de primaria de la escuela pública. “El instrumento utilizado fue bastante simple, para la práctica esperada en docentes dedicados a la alfabetización de los niños”. El resultado del ejercicio arrojó que, sólo cuatro maestros de los 750 evaluados demostraron tener las capacidades mínimas necesarias para ejercer la docencia en el primer grado de primaria.
En el 2013 el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE) determinó que el conocimiento promedio que tenían los profesores del contenido de las matemáticas que se imparten desde el primero hasta el cuarto grado de primaria en las escuelas públicas que tienen más de más 500 estudiantes, era apenas de un de 58%. Ese porcentaje es la calificación promedio del conocimiento de los profesores de las matemáticas que ellos mismos enseñaban hasta el cuarto grado de primaria.
En el 2014 el Ministerio de Educación administró pruebas para determinar las capacidades en matemáticas y lenguaje de los profesores que postularon a ingresar en un programa de especialización en las universidades del país. De los 602 profesores que se evaluaron en matemáticas, tan sólo aprobaron tres, mientras que en lenguaje fueron aprobados 26.
En el 2016 el IDEICE evaluó las destrezas en español de los docentes del primer y cuarto grado de primaria del sistema escolar público. Los resultados de la comprensión lectora arrojaron un promedio de 38% y el del dominio de la escritura un 28%.
Estos resultados que nos revelan la dramática y desconcertante realidad de nuestra escuela pública. Pero, además, las evaluaciones que a partir del 2013 se están realizando, por primera vez, a los profesionales que aspiran a ingresar a la carrera docente, sugieren que, por el momento, lo que se puede lograr es contener el deterioro, y que, para revertir el proceso, se requerirá mucho más tiempo y recursos de lo esperado.
Y el esfuerzo sería muy superior aún si pretendiéramos dar el salto hacia el mundo civilizado de hoy. No basta con crecer, algo que sabe hacer la economía dominicana; pero esto no es suficiente. Estamos obligados a crear una nueva generación de docentes con la capacidad de formar una nueva generación de dominicanos educados según los rigores de los estándares internacionales.
Actualmente, el país está realizando un esfuerzo sin precedentes, que pretende mejorar nuestro sistema escolar y que pudiera ser el primer paso para emprender ese largo y difícil camino, en el cual no hay holguras para equivocaciones. Ese es el gran desafío que nos debiera comprometer a todos.

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