LA VEGA . El reluciente verdor de la flora con sus afluencias de aguas cristalinas, el trinar de las aves, y el croar de las ranas es un valor inagotable de Loma Miranda, que solo se puede apreciar viviendo la experiencia.

Curiosa por saber qué encerraba en sí este santuario natural, tomé mi mochila, me armé de agua, repelente para mosquitos, unos tenis cómodos, cámara fotográfica y en compañía de varios amigos con la invitación del senador vegano Euclides Sánchez y el ingeniero Félix Díaz Tejada, inicié la ruta turística de Loma Miranda, que es más de lo que yo le pueda contar en este reportaje, es un escenario vivo de una naturaleza escénica inexplicable que nos ha regalado Dios para disfrutarla en pleno.

Iniciemos nuestra aventura. A primera vista, el ingreso y desplazamiento por el interior de los tupidos bosques, se empieza a tener contacto con ecosistemas de valor inimaginable, que explotado turísticamente generaría un potencial valor internacional a la República Dominicana. Para poder apreciar la ruta de las aguas, que es espectacular, tenemos que iniciar el recorrido en el balneario Acapulco, cruzamos el río y comenzamos a caminar por un sendero hecho a la medida de cualquier turista, sin importar la edad, la única condición es amar la naturaleza y ser aventurero.

Seguimos con río Colorado, Caño de Pascuala, Caño de Lala, El paso de Moncito, El Charco de Julia, el del Chorro, El paso de Gori y tras unos 4 kilómetros recorridos, llegamos a La Llovedera, un espacio virgen, donde las aguas cristalinas solo permiten respirar y admirar su encanto.

Aquí podemos bañarnos en sus refrescantes aguas. Luego de un descanso, seguimos hacía La Confluencia, otro lugar excepcional en Loma Miranda.

El senador explica que vale la pena recorrer estos ocho kilómetros ida y vuelta, y que la dinámica eco turística estaría centrada en el disfrute de toda esa naturaleza para los niños y jóvenes quienes encontrarían allí un potencial educativo producto de la gran diversidad de ecosistemas que rodea la loma. Pase a la 5C.