POR GRACIELA AZCÁRATE
Los pasos aprendidos. En el libro «Palabras en el tiempo de Alejo Carpentier» escrito y compilado por Ramón Chao, el escritor cubano refiere que a pesar de haber vivido largo tiempo en el exterior y lejos de Cuba, su referencia vital, su razón de ser y la explicación de toda su obra está en «el regreso a la semilla», a ese mundo especial, mágico y proteico que es el mar de las Antillas.
Con su gente, sus pequeñas historias cotidianas, sus costumbres y sus tragedias personales. De la historia oficial y de la que es necesario arrancar del día a día de sus pueblos es que se alimenta la genial ficción de un escritor que como pocos reflejó el mundo cambiante del Caribe.
En un capítulo llamado «Los pasos aprendidos» el relata cómo al regresar a la La Habana, en 1922, de una finca que su padre tenía en el campo cubano el lleva grabado ese vasto mundo de campesinos de principios del siglo XX, explotado por todo el mundo, atravesado por una tristeza señorial expresada casi sin palabras, minado por la historia de las recientes luchas independentistas, mezclado con las historias de los españoles que llegaron en los ejércitos coloniales y se quedaron y del entrevero de tantas vidas que dieron el tono de una sociedad con sello único y original.
Lo que remarcaba es que de las pequeñas historias cotidianas que aprendió en el mundo campesino de su infancia, al tomarlas de referencia logró dar marco universal a lo que alimentaría su obra literaria.
CATALUÑA Y EL CARIBE: VIAJE A LA RAÍZ
Leonora Dipp Defilló de Martínez, Xiomara Saladín Defilló y Aurea Defilló viuda Dipp hicieron lo mismo que Alejo Carpentier tiempo atrás. Como buenas mujeres al fin, de la misma manera que Ursula Iguarán, en la Aracataca de Gabriel García Márquez, se dieron a la tarea de recomponer la familia, de rearmar la memoria de una estirpe, de enfrentar los desmanes del tiempo, de la guerra, de los hombres mismos, con sus peleas, borracheras de poder y desafueros. Como en la ficción de «Cien años de soledad», con la misma alegría de limpiar una casa, cocinar un sancocho o encalar una sala, así, se armaron de la paciencia milenaria de toda mujer, abrieron cajones, revisaron carpetas, llamaron a familiares y con ternura de madre se dieron a la tarea de desandar el pasado. Con infinita ternura, con compasión y piedad por aquellos ancestros que les dieron razón de ser recompusieron en voz alta un mundo ya ido.
Un mundo que abarcaba el Caribe, Cataluña y que unía los movimientos migratorios de los catalanes de mediados del siglo XIX a Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo. Vendrell y Tarragona se mezclaban con una República Dominicana desangrada en guerras civiles, en los afanes políticos de la Anexión, de las luchas restauradoras donde sonaban los nombres de Santana, Báez, el general Luperón, el padre Meriño, Tomás Bobadilla, con los movimientos que llenaron todo un siglo de revoluciones y guerras.
A la sombra de tanto cataclismo político, las historias personales, los ritmos acompasados de la naturaleza y la historia trazaron el mapa de las tradiciones, las costumbres de una sociedad que escribía la historia verdadera. La hecha a la medida de lo cotidiano, con sus luces y sombras, con sus historias de amor, de olvido, con lo que de inevitable tiene la vida.
Las tres mujeres tradujeron, con el lenguaje del nuevo siglo, la comprensión de una momento histórico y personal que devela una sociedad y sus usos. Con respeto, con piedad infinita y con un amor por la verdad casi de científicos sociales revivieron en un viaje a la semilla el origen de su tribu.
Un viaje a la semilla que nos lleva a Barcelona de principios del siglo XIX.
LA MIGRACIÓN CATALANA DEL SIGLO XIX
La situación del principado de Cataluña en los años 1820 a 1840 determinó que un importante número de marinos y comerciantes decidieran emigrar a las colonias antillanas españolas en especial a Puerto Rico y Cuba. Hubo para esa época una importante movilidad geográfica, sobre todo en las poblaciones de Barcelona, Mataró, Sitges y Sabadell.
Los comerciantes catalanes se adaptaron a las nuevas condiciones internacionales de comercio, a la competitividad de los mercados coloniales y a la aparición de un proceso industrializador concentrado en el litoral catalán que se modernizó, encabezando una revolución industrial de envergadura. En el marco de esa inmigración de comerciantes, contables y jefes de barcos se desarrolló la vida de Luis Defilló, nacido en Cataluña y casado con Rosa Tusquellas, también natural de Cataluña.
LA ESTIRPE DE LOS DEFILLÓ EN EL CARIBE
Su hijo Jose Defilló Tusquellas nacido en 1813 o 1814 casó con Raimunda Amiguet Ferrer, el 2 de mayo de 1836, en Barcelona, España y emigraron a Cuba y a Puerto Rico radicándose en Mayaguez. donde Luis Defilló falleció en 1859.
Los hijos de José Defilló Tusquellas y Raimunda Amiguet Ferrer fueron: Leonor Defilló Amiguet nació en Barcelona y es la madre de Fernando Defilló, fundador de la familia Defilló en República Dominicana.
Pilar Defilló Amiguet nació en 1853, en Mayaguez, Puerto Rico y falleció en Vendrell, Barcelona, España en 1931. Fue la madre del violoncellista Pablo Casal Defilló.
Ricardo Defilló Amiguet nació en Santiago de Cuba, en 1841 y falleció en Mayaguez en 1873. Eliseo Defilló Amiguet nació en 1837, en Santiago de Cuba y murió en Mayaguez en 1887. José Defilló Amiguet nació en 1838, en Santiago de Cuba, y falleció en Mayaguez, en 1873. Santiago Defilló Amiguet nació en Mayaguez, en 1849. Fernando Defilló Amiguet nació en Mayaguez, en 1857 y falleció en el mismo lugar en 1897.
Fuente:
*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Marcos Hernández Brea.
*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Gerardo Javariz.
*Archivo fotográfico, documentos, cartas y testimonios de la familia Defilló suministrado por la señora Leonora Dipp Defilló de Martínez.
*Entrevista y testimonio oral de Leonora Dipp Defilló de Martínez, Xiomara Saladín Defilló y Aurea Defilló viuda Dipp.
Bibliografía: Franco Pichardo, Franklin: «Historia del Pueblo Dominicano». Tomo I-II.
José Chez Checo- Rafael Peralta Brito: Religión, filosofía y política en Fernando A. de Meriño: 1857-1906. Santo Domingo, 1979.
Compilación de Nicolás Sánchez Albornoz : Españoles hacia América. La emigración en masa, 1880- 1930. España, 1995.