La fiebre no está en el modelo

La fiebre no está en el modelo

En la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) tienen un criterio decepcionante de cómo ha operado la dinámica que determina la relación entre modelo económico y salario. Un criterio insostenible en sus propios argumentos. Pretender que para mejorar los salarios hay que cambiar el modelo económico, como plantea la vicepresidenta ejecutiva de la AIRD, Circe Almánzar, es como concebir que la fiebre esté en la sábana, y no en el paciente.

Ha sido a la sombra de este modelo que la economía ha mantenido crecimiento sostenido durante más de una década, liderando la región por buena parte de ese tiempo. Ha sido bajo este modelo que durante 23 años la productividad ha crecido un 65.5%, mientras que el salario ha permanecido estancado en el mismo lapso. ¿Cómo, entonces, los costos del salario no frenaron ni el crecimiento sostenido de la economía ni el impulso de la productividad?

Es innegable que el modelo económico tiene defectos, y que el Estado y el sector privado comparten culpas. Pero el modelo no impone la injusta valoración del esfuerzo del trabajador, ese mismo que ha aportado su cuota en el crecimiento de la productividad y de la economía. Y no creemos que cambiando el modelo vaya a cambiar en algo la mentalidad que ha mantenido tanta injusticia salarial. Definitivamente, la fiebre no puede estar en el modelo.

La cosa es  para preocuparse

La participación de policías en actos delictivos es cada vez más frecuente y uno de los factores determinantes de desconfianza de la sociedad hacia la Policía Nacional. Ese solo hecho debe ser motivo de gran preocupación para el mayor general Nelson Peguero Paredes. Y provoca una extraña sensación el hecho de que al ser preguntado acerca de la situación de inseguridad que hay en el país, respondiera que “no le preocupa nada”, solo ser más eficiente cada día.

Son evidencia de que la institución se esfuerza por combatir la creciente y diversa delincuencia que azota al país. Por eso creemos que el general utilizó una expresión desafortunada para responder la pregunta que le formularon periodistas. La acosada sociedad preferiría escucharle decir que le preocupa la inseguridad, y que las buenas acciones de cada policía corroboren sus palabras.

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