La gallinita ciega

La gallinita ciega

Claudio Acosta.

La gallinita ciega.- Como tantos juegos infantiles de otras épocas, cuando no existía internet, ni tabletas, ni computadoras, el de la Gallinita Ciega solo sobrevive en la memoria y la nostalgia de una generación que hace rato peina canas. Por eso dudo mucho que el Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez, sea consciente de que sus indagatorias para determinar quiénes se beneficiaron de los US$92 millones que Odebrecht pagó como soborno en República Dominicana para asegurarse la contratación de obras se parece demasiado al preterido juego infantil, pues pareciera que el funcionario se ha colocado una venda en los ojos para tratar de determinar, auxiliado únicamente del tacto y la intuición, la identidad de los demás jugadores, que a cada traspié o error de identificación de la “gallinita” ríen gustosos y divertidos. Pero establecer las identidades de los involucrados en lo que puede considerarse, con toda propiedad, como el mas grande escándalo de corrupción de nuestra historia no es precisamente un juego de niños, aunque esa sea la impresión que prime en la opinión pública al ver que la investigación del Ministerio Público se limita a preguntarle a los sospechosos si recibieron algún soborno, a lo que los interrogados han respondido, como era de esperarse, negativamente, y gracias por su colaboración. También parece un palo a ciegas, de la misma “gallinita”, el allanamiento a las oficinas de Odebrecht, pues desde el momento que estalló el escándalo y se anunció, con bombos y platillos, que se iniciaría una investigación, “caiga quien caiga”, para identificar a los que recibieron esos sobornos ha pasado tanto tiempo que la multinacional brasileña ha tenido oportunidades de sobra para destruir cualquier documento comprometedor. Pero esperemos a que concluya el juego (perdón, la investigación), que ojalá sea antes de que nos mate el aburrimiento o la certeza de que por ese camino no se llegará a ninguna parte.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas