La generosidad y el engaño

La generosidad y el engaño

La generosidad es un valor que prácticamente ha desaparecido. Esa noble disposición de bendecir a otros, dando libremente y sin escatimar, es ya poco común.

El engaño y la maldad de muchos han enfriado el amor.

Sin embargo, si anhelamos que nuestra sociedad sea reestructurada y, aun en medio de los perversos, hacemos resurgir los valores, veremos cambios significativos y habitaremos en una República Dominicana, como fue pensada por el Creador.

Una de las maneras más eficaces para lograrlo, es retomando el accionar de amor, a través de la generosidad.

Moisés, reiteradas veces, llamó al pueblo a cultivar esta cualidad divina, pidiéndoles a todos ellos, que no se endurecieran con el hermano pobre.

El Mesías también fue enfático, al decir que hay mayor gozo en dar que en recibir.

Decidamos hacer el bien y compartir cosas con otros, alegremente, obviando el hecho de que podemos ser engañados.

Llegará el momento en que cada quien dará cuentas al Eterno Dios. Es Su misma Palabra la que condena a los ingratos, holgazanes y perezosos, pero no somos nosotros los responsables de establecer las sanciones y mucho menos de paralizar la cadena de fructificación que se inicia, cuando somos generosos.

Nuestro Señor mismo personifica la generosidad, satisfaciendo la necesidad de todo aquel que decide seguir sus directrices.

El entregó a Su hijo, como sacrificio, para darnos vida. Fue muy generoso, sin nosotros merecerlo.

Es Él quien manda a los ricos de este siglo que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Recordemos siempre: “El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también cosechará”. 2 Cor 9:6

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