La Habana: euforia, ilusión y realidad

La Habana: euforia, ilusión y realidad

Un auténtico “delirio”, así define el escritor mexicano que vive en Estados Unidos el periodo que vivió en 2015 en La Habana y que relata en su libro “Teoría y práctica de La Habana”.
Licenciado en Yale y doctorado en Columbia, Rubén Gallo compartió durante un semestre clases con Mario Vargas Llosa en un curso sobre literatura y política, de donde surgió la obra del Premio Nobel: “Conversación en Princeton con Rubén Gallo”.
Efe entrevista al mexicano sobre la experiencia de escribir y como vivió -y cómo vio- a los habaneros durante aquel periodo tan excitante de la historia.
“Lenguaje vivo, con la sexualidad a flor de piel”.
EFE ¿Por qué decidió escribir esta crónica con Cuba como referente?
RG: A fines de 2014 llegué a pasar seis meses en La Habana. Unos días después de mi llegada, los presidentes Obama y Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de relaciones diplomáticas. Una euforia muy especial se apoderó de todos los cubanos: parecía que todos los problemas de la isla iban a solucionarse en un futuro no muy lejano. En esos meses se vivía un optimismo muy lindo, que desgraciadamente no terminó como todos querían, con la normalización de las relaciones comerciales entre Cuba y el resto del mundo.
Escribí “Teoría y práctica de La Habana” para contar lo que viví en esos meses: la euforia, el optimismo, las ilusiones de los cubanos.
EFE: ¿Cómo definiría su libro?
RG: Es un libro de autoficción: todo lo que cuento ocurrió, aunque los límites entre realidad e imaginación son muy tenues, como ocurre con la vida cotidiana en La Habana. Es un género híbrido –tiene mucho de autobiografía, algo de ensayo y mucho de novela– que me sirvió para retratar esa realidad que también es híbrida. El libro comienza con el anuncio de Obama y Raúl el 17 de diciembre de 2014 y se cierra con la muerte de Fidel el 25 de noviembre de 2016.

EFE: ¿Cómo cree que afectó a la vida de los ciudadanos la muerte del líder de la Revolución?
RG: Los cubanos vivieron la muerte de Fidel como la muerte de un padre. Freud escribió alguna vez que “la muerte del padre es el evento más importante en la vida de un hombre”, y lo que vi en Cuba fueron reacciones muy intensas, muy emotivas. Incluso, los cubanos que son muy críticos con el sistema lo vivieron como una muerte familiar: había un silencio espectral por las calles que cuento en el último capítulo de “Teoría y práctica de La Habana”.
EFE: En su libro hay mucha ironía, mucha guasa con sorna, ¿cómo es el joven cubano que vive en su país hoy en día?
RG: Mi libro es un intento por captar el habla de los cubanos: ese lenguaje lleno de chispa, de humor y de juegos brillantes que me deslumbró desde el primer día. Ese lenguaje, pícaro y juguetón, es también una estrategia de resistencia: la realidad cubana es dura y ese lenguaje es un instrumento para sobrellevarla. El lenguaje permite esquivar obstáculos, resolver problemas, sacarle la vuelta a las situaciones más difíciles y más complicadas. Es un lenguaje vivo, con la sexualidad a flor de piel. Mi libro está escrito en cubano.
EFE. ¿Cómo viven en la isla caribeña los colectivos de personas LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales)? ¿Cuáles son sus aspiraciones?
RG: Las cosas han dado un giro de 180 grados desde los años de la represión en contra de los homosexuales de la isla a mediados de los años sesenta. En aquella época, Cuba era uno de los peores lugares en el mundo para los gays y las lesbianas, como cuenta Reinaldo Arenas en “Antes que anochezca”. Pero, a partir de la llegada de Mariela Castro a la dirección del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual), Cuba se ha convertido en uno de los mejores lugares en el planeta para las minorías sexuales.
Mariela logró que el Estado abriera bares gay y, con esa pequeña victoria, Cuba se convirtió en el único país del mundo en el que los bares gay se abrieron por decreto militar. Hoy en día hay discotecas y bares gay que pertenecen al Estado y son atendidos por funcionarios. Y el centro que dirige Mariela aprovecha estos lugares para hacer campañas de concienciación sobre prevención y para dar información sobre los derechos. El grado de apoyo que hay en la Cuba de hoy hacia las travestis y transexuales es algo que no he visto en ninguna otra parte del mundo.
(En Cuba) “Desde hace unos años hay un auge de blogs y diarios digitales”.

EFE: Desde el exterior se dice que lo mejor de Cuba son sus gentes. ¿Cuál es su opinión?
RG: Sí: lo mejor de Cuba es su gente. Y son ellos, los cubanos, seres cariñosos y entrañables, los protagonistas de “Teoría y práctica de La Habana”.
EFE: ¿Qué potencial literario cree que tiene el país caribeño?
RG: En el siglo XX La Habana fue una de las capitales de la literatura hispanoamericana, junto con Barcelona, Ciudad de México, Buenos Aires y, en algunos momentos, Bogotá y Caracas. Todas esas ciudades son capitales de grandes países, pero La Habana pertenece a una islita caribeña con 11 millones de habitantes. Por ello sorprende la cantidad y la calidad de escritores que la isla le ha dado al mundo.
EFE: ¿Cree que ha sufrido alguna variante desde la desaparición de Fidel?
RG: Desde hace unos años hemos visto un desarrollo interesante: el auge de los blogs y las revistas digitales. Hay toda una nueva generación de escritores –Legna Rodríguez es la figura emblemática– que vive más en la blogósfera que en la isla.
EFE: En su novela se deja ver continuamente, ¿es el reggaetón realmente el motor musical ahora de la isla?
RG: El reggaetón está por todas partes y para muchos intelectuales se trata de una fuerza corruptora y nefasta. Yo quise rendirle homenaje como una música que sale de Cuba y que suena a Cuba.
EFE: Supongo que Vargas Llosa habrá leído este libro ¿podría comentar qué le ha dicho?
RG: Mario estuvo en Cuba varias veces durante los años sesenta, cuando participó en la revista “Casa de las Américas”. Su último viaje a la isla fue en 1971, el año del caso Padilla –punto de ruptura entre la intelectualidad mundial y la Revolución cubana–. Mario dejó muchos amigos en La Habana, como por ejemplo el escritor Ambrosio Fornet, que fue su compañero en la Universidad Complutense en Madrid a fines de los años 50. La Habana que él conoció es muy distinta a la de hoy: todos esperamos que vuelva pronto.
EFE: ¿Cómo ve, como mexicano que trabaja y vive en Estados Unidos, el futuro de Cuba?
RG: Es una lástima que Donald Trump esté destruyendo todo el trabajo que hizo Obama, apoyado por gente muy capacitada, para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Lo de Trump es una vuelta, sin razón, a las peores políticas de la guerra fría. Hay mucho que puede cambiar el año próximo con la jubilación de Raúl Castro: esperemos que sea para bien.
EFE: ¿Tiene en mente algún trabajo literario inmediato?
RG: Estoy escribiendo otro libro sobre La Habana: esta vez se trata de una historia de la ciudad. ¿Cómo se convirtió La Habana en esa ciudad cosmopolita y dinámica que vemos hoy? La historia está llena de sorpresas: el Malecón, por ejemplo, lo construyeron los americanos en 1901. Por allí va este libro.

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