Escuchando a los políticos encartados en el expediente de la Odebrecht y a sus abogados y defensores en los medios, terminaremos creyendo que son seres impolutos, víctimas de envidia y persecuciones políticas a quienes, por lo visto, acabaremos pidiendo disculpas y rindiendo honores.
A pesar del manejo selectivo y sesgado dado a este expediente, algunos elementos interesantes han salido y saldrán a relucir a lo largo del juicio en cuya primera etapa un alto dirigente del partido morado hizo revelaciones que lo sacaron rápidamente del caso.
Temístocles Montás, quien nunca ha hecho alarde de poseer fortunas ni empresas, aceptó públicamente que recibió fondos del señor Ángel Rondón, que en este caso es lo mismo que de la Odebrecht, para las campañas políticas de los años 2008, 2012 y 2016.
Se ocupó de aclarar que en esas campañas él no era candidato a nada, dejando claro que los candidatos a la presidencia de la República fueron Leonel Fernández y su sucesor, el actual presidente, licenciado Danilo Medina.
Sus declaraciones públicas evidenciaron que no estaba dispuesto a cargar con culpas ni responsabilidades ajenas, lo que motivó que en la segunda fase del proceso lo dejaran fuera, no obstante su confesión.
Viendo los resultados logrados por Montás, ahora Víctor Díaz Rúa, considerado la segunda pieza clave en el entramado de corrupción montado por la Odebrecht en el país, asegura que los bienes recibidos de la constructora pertenecen a su partido.
Por las implicaciones de esta afirmación, está claro que durante el juicio pueden salir a relucir situaciones comprometedoras para el PLD y la legitimidad del Gobierno, escapándosele al Ministerio Público el control del caso.