La inversión en el sector Salud

La inversión en el sector Salud

Aquí los gobiernos han malgastado dinero construyendo hospitales enormes en comunidades poco pobladas. Según la Oficina Panamericana de la Salud (OPS), la lucha contra el dengue ha sido un fiasco porque ha muerto mucha gente a pesar de que se le ha dado al tratamiento de la enfermedad un costoso carácter de especialidad, en vez de recurrir a la efectiva y barata atención primaria. Eso significa dispendio de recursos. Podríamos citar más ejemplos.

Pero la doctora Laura Ramírez, representante de la OPS, considera que para garantizar la cobertura universal de salud el país debe invertir entre el 6 y el 8% del PIB. Los ejemplos citados anteriormente nos indican que antes de invertir esas proporciones de recursos en salud es necesario transformar el sector de arriba a abajo, para que ni se construyan hospitales descomunales donde no se necesitan, ni encarezca innecesarianete el tratamiento de enfermedades como el dengue.

No dudamos que el país necesite invertir en salud mucho más que lo que invierte actualmente, pero nuestros patrones en política sanitaria tienen que ser transformados para que haya una buena administración de los recursos. Estamos invirtiendo un 4% del PIB en educación y los resultados todavía dejan mucho que desear en calidad de infraestructura y de formación de recursos humanos.

Tolerancia cero ante el delito

La proclama de que se debe tener tolerancia cero ante el delito, la corrupción, el crimen y otros males sociales es de vieja data, pero siempre válida y oportuna. La sociedad necesita sentir que en cada estamento de la administración del Estado hay autoridades comprometidas a combatir estos flagelos, no por compromiso con un cargo, sino por deber y convicción ante la sociedad.

Debemos trabajar porque esa tolerancia cero sea un compromiso ineludible que comience en casa, en cada ciudadano, en la administración pública, en el Ministerio Público, en la judicatura, en todos los ámbitos de control y fiscalización social y, por supuesto, fundamentalmente en las organizaciones que en la democracia son regentes en la distribución y ejercicio de unos poderes públicos muy maleados por el clientelismo.

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