La metamorfosis de Vargas

La metamorfosis de Vargas

Franz Kafka tocó la trascendencia y se eternizó en el mundo literario, cuando en 1915 produjo un texto excepcional, titulado La Metamorfosis. Gregorio Samsa es la figura principal que, en un ir y venir, trastoca su naturaleza de vendedor de telas para convertirse en insecto. De dramático e irrepetible tiene el libro, la enorme capacidad de recrear un torbellino donde el aislamiento, la naturaleza autoritaria y la cuota de egoísmo retratan la condición humana.
La creatividad literaria tiene en la realidad su fuente de inspiración. Por eso, nosotros los mortales, apelamos al paralelismo y las licencias de escritores, poetas e intelectuales para aproximarnos al régimen de deserciones y cambios experimentados en “gente” que se transforma con enorme facilidad, haciéndose trajes de acomodos para quitarse vestiduras de conformidad con coyunturas, casi siempre, favorables a sus intereses. Desafortunadamente, al igual que en la novela, emulamos a Gregorio y el temor interno construido frente a la posibilidad de que se conozca el monstruo que vive con él en su hogar.
Como la inconsistencia de la vida política y los actores del terruño caribeño donde vivimos se asemeja tanto a la ficción, vale la pena un esfuerzo de entendimiento en el marco del drama de nuestra triste realidad. Y la vida partidaria, los niveles de inconsistencia de sus dirigentes no pueden ser explicados en el contexto de lo racional. De ahí, la indignación, ira y entendimiento del deterioro de un instrumento vital del modelo democrático arruinado por falencias de aquellos, sin sentido ni visión del compromiso histórico, pero con tanta habilidad para hacer de los retazos de 78 años de sacrificios la fuente de acumulación personal.
Al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de hoy, le pasa como en la novela La Metamorfosis que, ante el descuido y su incapacidad de ser efectivo en el mundo laboral, deciden alquilar una parte de la casa. Y la distancia entre texto y dura realidad reside en la renta del símbolo, la negación de su origen y el amplio convencimiento de que emulando al genio creativo: después de encontrar a Gregorio desechado en la basura, la familia se alegra de comenzar una nueva vida.
Las posturas del PRD concernientes al debate alrededor del modelo de celebración de primarias abiertas o cerradas, aderezadas que se desarrollen el mismo día, revelan el irrespeto de la dirección de la organización a la sociedad, y fundamentalmente Miguel Vargas Maldonado. Lo correcto es asociar los niveles de respetabilidad de la ciudadanía a la consistencia del discurso. En ese orden, si algún dirigente se mostró contrario a la apertura del padrón debido a su “traumática” experiencia en el año 2011 es el presidente del partido blanco. Tintas gastadas, argumentos reiterados y el desarrollo de la tesis conspirativa de que su fracaso en la competencia interna obedeció al amplísimo proceso de penetración de electores no perredeístas. Y entonces, a qué se debe el cambio?
Esa metamorfosis de Vargas Maldonado es el resultado de una concepción antojadiza y oportunista respecto al modelo organizacional del partido, construido alrededor de colocar la postura institucional partidaria en sintonía con el oficialismo para que, al convertirse en Ley de Partidos, el poder sirva de protector y garante de preservarle las siglas del PRD.
Lo irónico es que el político de mayor nivel de impugnación en la sociedad quiera someterse al escrutinio de un amplio espectro de ciudadanos. Risible, no?
Afortunadamente, el juicio ciudadano será certero en lo referente al ejército de políticos que se sienten en capacidad de seguir burlándose del país. Por eso, los retardos, incidentes y acomodos sirven de ejercicio descalificador de aquellos que en una extraña metamorfosis entienden que los precedentes jurisprudenciales pueden saltarse para eternizar tanto lodo con categoría dirigencial.

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