La noche en que Bosch renunció a la Presidencia

La noche en que Bosch renunció a la Presidencia

Molina Ureña, en Mis memorias, cita que el 24 de septiembre, Ángel Miolán, Jacobo Majluta y él se reunieron con el vicepresidente, Dr. Armando González Tamayo, en el despacho de Majluta en el Palacio Nacional con el propósito de decirle a Bosch que el Congreso Nacional se proponía deponerlo y que tenía la oportunidad de renunciar a favor de González Tamayo.

Existen por lo menos ocho documentos que evidencian que en la madrugada del 25 de septiembre de 1963 Juan Bosch, al rehusar los militares acatar su decisión de sacar de las Fuerzas Armadas al coronel Elías Wessin y Wessin, decidió ese mismo día renunciar ante el Congreso Nacional.
El texto más temprano divulgado sobre esto fue el artículo que en la revista Ahora publicó, el muy respetado periodista Rafael Molina Morillo, cincuenta días después del golpe. Sus fuentes fueron “tres personas de distintas ideas que estuvieron en la escena de los hechos durante los días decisivos”.
Según Molina Morillo, después de asistir a una recepción en el Club de Oficiales en honor del almirante norteamericano William E. Ferrall, a la cual no acudió ningún oficial de la Fuerza Aérea, Bosch se dirigió a su casa y luego al Palacio Nacional donde convocó a todos los altos jefes militares y comenzó a escribir un borrador de decreto sustituyendo a Wessin. A eso de la 1:30 A.M. Bosch dijo a los jefes militares que se proponía destituir a Wessin, pero la respuesta de la aviación fue que “no aceptaban ningún cambio en sus filas”. Bosch, a eso de las 2:15 AM, entonces informó a sus ministros que iba a presentar su renuncia y ordenó llamar a Juan Casasnovas Garrido y a José Rafael Molina Ureña, presidentes del Senado y la Cámara de Diputados respectivamente, para que reunieran a la Asamblea Nacional, ya que según la Constitución el presidente tan solo podía renunciar ante ella. Enterados los militares sobre esa decisión, alrededor de las 4:00 A.M. informaron a Bosch que él y sus acompañantes estaban prisioneros. “Entonces Bosch, o uno de sus ministros, rompió furtivamente la renuncia que ya aquel tenía escrita”.
La embajada norteamericana, a las cinco de la mañana, reportó que su agregado militar fue llamado a Palacio a las 4:00 AM e informado por el general Viñas Román que Bosch había exigido que Wessin fuese removido y que, de lo contrario, “convocaría a una sesión especial del Congreso y presentaría su propia renuncia como presidente”. Todos los militares rehusaron considerar la remoción de Wessin.
Ese mismo día 25, pero ya a las ocho de la noche, esa embajada reportó sobre la visita del embajador Bartlow Martin y de King, el encargado de negocios, a Palacio en la madrugada (6:15 AM) donde Bosch, acompañado por Casasnovas y Molina Ureña, les informó que Viñas Román le había dicho a las 4:15 AM que estaba arrestado. Ante una pregunta del embajador, Bosch dijo que se había reunido con el alto comando y había exigido la cancelación de Wessin, pero estos rehusaron porque la Fuerza Aérea se negó. Entonces Bosch les dijo que renunciaría.
En la madrugada del día siguiente, esa embajada reportó que Bosch había informado a Martin y King que la noche del 25 había exigido la cancelación de Wessin y Wessin, pero como la fuerza aérea había rechazado eso, el alto mando rehusó aceptar esa orden. Bosch “entonces dijo que renunciaría”. Ante una pregunta de Martin sobre si renunciaría, Bosch le había contestado: “Solo podría renunciar constitucionalmente frente a ambas cámaras del Congreso y el Congreso fue disuelto, porque los militares habían derogado la Constitución, llevándose toda la maquinaria legal de sucesión”.
Molina Ureña, en Mis memorias, cita que el 24 de septiembre, Ángel Miolán, Jacobo Majluta y él se reunieron con el vicepresidente, Dr. Armando González Tamayo, en el despacho de Majluta en el Palacio Nacional con el propósito de decirle a Bosch que el Congreso Nacional se proponía deponerlo y que tenía la oportunidad de renunciar a favor de González Tamayo. Pero este último explicó que conversando esa mañana con Bosch este le había informado de las medidas que tomaría para terminar con la trama golpista, comenzando con la destitución de Wessin y que, por lo tanto, el Congreso no tenía la necesidad de llegar a tales extremos. Pero a las tres de la mañana Bosch lo llamó pidiéndole que se trasladase de inmediato al despacho presidencial. Allí Bosch le informó que los militares de San Isidro, comandados por Wessin, le habían exigido que renunciaran, tanto él como González Tamayo, y que este último estaba en disposición de hacerlo por lo que le solicitaba a Molina Ureña que se reuniera con Casasnovas para que ambos convocaran al Congreso Nacional pues sería ante ese alto órgano que ellos renunciarían. Cuando Molina Ureña salió al pasillo alcanzó a ver a Casasnovas a quien los militares introducían a una habitación en calidad de detenido. Molina Ureña pudo salir del palacio y logró convocar a la Cámara de Diputados. Cuando horas después llegó al palacio del Congreso, muchos diputados y senadores habían concurrido, pero no tantos como para conformar el quórum requerido.
En un libro que publicó Miguel Guerrero en 1993 sobre el gobierno de Bosch dijo que la noche del 24 de septiembre Fabio Herrera hijo, subsecretario de la Presidencia, acudió al Palacio, a solicitud de Bosch, quien le pidió que redactase un decreto destituyendo a Wessin. Herrera le sugirió que más bien lo trasladase y que no lo destituyera, pues eso podría malquistarle con las Fuerzas Armadas. Bosch le dijo que, entonces, el poder presidencial tenía limitaciones, lo que reconoció Herrera. Bosch luego firmó un papel que ya había previamente redactado a mano y que era su renuncia. Poco después entró Viñas Román al despacho y Bosch leyó su renuncia en voz alta. Al rato comenzaron a llegar ministros al despacho del presidente. Guerrero explicó a quien esto escribe que su fuente fue Herrera, quien dejó unas memorias que todavía no han sido publicadas.
Guerrero agrega que Atila Luna, desde San Isidro, llamó a Viñas Román para preguntarle sobre la reunión y se le informó que Bosch había decidido retirar a Wessin, cosa que Atila Luna no aceptó. Viñas Román le explicó que si Bosch no lograba destituir a Wessin renunciaría y Atila Luna le contestó que no renunciaría, sino que sería apresado. Bosch, por su parte, insistió en que si no podía destituir a un coronel, era mejor que él mismo se marchara. Los militares trataron de persuadirlo de lo contrario, pero Bosch insistió en renunciar y ordenó que se convocara al Congreso para renunciar ante él.
Tres años después del golpe, el embajador Bartlow Martin en su libro Overtaken by Events narró que un poco antes de las cuatro de la madrugada del día 25 lo había llamado desde el Palacio, el coronel Luther F. Long, agregado militar, para informarle que “Bosch había exigido la renuncia de Wessin, los militares habían rehusado y entonces Bosch les había dicho que iría ante el Congreso el día siguiente para renunciar”. Martin optó por ir a Palacio donde vio a Bosch, quien le dijo que estaba preso desde alrededor de las 4:15 A.M. Antes Bosch se había reunido con entre 12 y 14 altos oficiales militares y había exigido la separación de Wessin, lo que no habían aceptado. “Entonces yo dije que bajo esa condición yo iba a renunciar, porque había sido elegido para ser presidente, no para recibir órdenes”. Cuando Martin le preguntó si había renunciado, Bosch le dijo que no, pues bajo la Constitución tan solo podía renunciar ante el Congreso, actuando como Asamblea, y el Congreso había sido disuelto por el gobierno de facto.
Martin regaló un ejemplar autografiado de la versión en inglés de su libro a Sacha Volman, quien, a su vez, lo regaló a Juan Bosch, quien le hizo 411 observaciones en los márgenes, que incluyeron 212 comentarios, 64 expresiones como “mentira”, “falsedad”, “no es verdad”, “no señor” y equivalentes y también subrayados como “ojo”, “bárbaro”, “exagerado”, según calculó el Dr. Leonel Fernández en su libro Ideas en conflicto (2019). En uno de esos comentarios en el margen Boch citó que los había escrito en septiembre de 1979, es decir dieciséis años después del golpe.
Sin embargo, en las páginas 572, 575, 576 y 577 de esa obra, que es donde se hace referencia a la renuncia de Bosch, este no hizo ningún comentario al margen sobre ese punto, por lo que se puede interpretar que don Juan estuvo de acuerdo con la veracidad sobre su renuncia.
¿Por qué los militares no permitieron que Bosch renunciase ante el Congreso y en cambio lo apresaron y derrotaron?
Podría especularse que ante un discurso frente el Congreso, donde Bosch criticaría a los militares y probablemente a Wessin, la opinión pública se tornaría contra esos militares promoviendo un movimiento popular a favor de la estadía de Bosch. Una persona muy cercana a este y a quien vio y con quien habló apenas tres horas después de su derrocamiento es de opinión, según expresó a quien esto escribe, que la intención de Bosch al comparecer ante el Congreso era doblegar a las Fuerzas Armadas para que aceptaran la salida de Wessin.
También podría especularse que los militares no querían un gobierno sucesor encabezado por el presidente del Senado, u otro líder perredeísta, pues pensarían que sería débil con los comunistas, como pensaban (erróneamente) que había sido Bosch y tampoco, como Bosch, permitirían corrupción entre los militares, como el caso de los aviones que quería adquirir el coronel Atila Luna. Preferirían un gobierno no perredeísta, como lo había sido el Consejo de Estado en 1962 y como lo sería el Triunvirato.
Pero al no permitirle renunciar, los militares convirtieron a Juan Bosch en una víctima. Pronto surgieron los reclamos para la vuelta a la constitucionalidad, hasta entre jóvenes militares y el resultado sería el levantamiento militar y popular de abril de 1965, cuyo objetivo fue, precisamente, retornar a Bosch al poder. Ese levantamiento fue enfrentado por los mismos altos militares que lo derrocaron, conduciendo a una fratricida guerra civil, donde los militares golpistas de septiembre de 1963 fueron derrocados en el campo de batalla. Esto, a su vez, provocó el 28 de abril una intervención militar americana, supuestamente para evitar el control comunista de esa revolución y que resultó ser un argumento totalmente falso. Esa intervención norteamericana a su vez radicalizó políticamente a un Juan Bosch quien era el político de mayor experiencia democrática con que contaba el país, renunciando del PRD y publicando obras como El pentagonismo sustituto del imperialismo (1968) y Dictadura con respaldo popular (1971). Finalmente, condujo a la dictablanda de doce años de Joaquín Balaguer, alargando innecesaria y trágicamente la transición política del país que se había iniciado en mayo de 1961.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas