Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, … “.Así comienza la Carta de las Naciones Unidas, el documento constitutivo de la Organización y el que establece sus principios y propósitos, según fue redactada por los líderes de las cuatro potencias – Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la entonces Unión Soviética – que conformaban la Alianza Atlántica, triunfante en la Segunda Guerra Mundial y que fue aprobada el 26 de junio de 1945 en San Francisco. Entró en vigencia el 24 de octubre de 1945 comprendiendo a 51 Estados fundadores, entre ellos República Dominicana.

A esos Estados se han ido incorporando otros hasta llegar hoy día a 193 miembros, la gran mayoría de ellos, más de 100, antiguas colonias que han ido adquiriendo su independencia; también por la fragmentación de evaporadas federaciones como la URSS que aportó 12 nuevos miembros – aunque la integraban 15 repúblicas, su asiento pasó a Rusia y Bielorusia y Ucrania ya eran miembros – y la antigua Yugoslavia con otros cinco. Otros tres estados, aunque reconocidos como tales por muchas naciones, solo ostentan la condición de Observadores en la misma: El Estado del Vaticano, la Orden Soberana y Militar de Malta y el Estado Palestino.

Su Sede principal es el famoso edificio de Nueva York y la considerada segunda sede se encuentra en la ciudad Suiza de Ginebra, donde radican varios organismos miembros de la “familia de las Naciones Unidas”, verdadero conjunto de instituciones que hoy clasifican, con justa razón, como “globales”.

El órgano más importante de la organización, por sus prerrogativas y ser el único que puede emitir decisiones de obligatorio cumplimiento, es el Consejo de Seguridad el cual solo integran 15 estados, cinco de manera permanente y con facultad, uno solo de ellos, de anular cualquier Resolución. Por esa razón es que casi universalmente se le reclama democratización. Desde hace casi 20 años se ha planteado su reforma, aunque las múltiples propuestas presentadas se centran especialmente en el aumento de su representatividad adicionando nuevos integrantes permanentes y rotativos. Sin que esté claro cómo quedarían los nuevos permanentes con relación a la capacidad de veto de los cinco fundadores. Reconociendo que estos no pretenden renunciar a su valioso privilegio se ha sugerido que, hasta tanto prevalezca mas sensatez en el mundo y los hegemonismos vayan quedando atrás, se imponga un “veto ponderado”, o sea que uno solo no pueda invalidar un acuerdo sino, digamos, tres si son cinco; otros cinco si son nueve; siete si son 11…

Mucho se critica a la ONU, generalmente con razón, pero si no existiera habría que crearla.