La PN necesita mejor cedazo

La PN necesita mejor cedazo

Un hecho doloroso y bochornoso viene a apuntalar los motivos que tienen los ciudadanos para sentir desconfianza ante los policías. Dos miembros activos y un exagente de la Policía Nacional formaron parte del grupo de cinco que mató a la estudiante Franchesca Lugo Miranda la madrugada del viernes, en un intento de asalto que tenía por objetivo el robo de un carro por encargo. Hace poco, a la fiscal Yeni Berenice Reynoso quisieron censurarla por haber afirmado que en un alto porcentaje de crímenes está la mano de policías.

Aunque la actual jefatura de la Policía ha sido diligente en la investigación de este hecho y en descubrir la participación de policías, eso deja intacta la vieja preocupación por la vulnerabilidad del cedazo para la selección de personal y la supervisión de sus actos. El hecho de que los agentes puedan portar sus armas de reglamento en sus horas libres, abre la posibilidad de que se involucren en actos delictivos. El incidente que costó la vida a Franchesca es solo uno entre tantos.

Con este suceso lamentable e indignante queda reafirmada la necesidad de una profilaxis profunda en la Policía Nacional, como parte de un proceso de reforma cuyo inicio no debe tardar más. Esta institución tiene que trabajar con firmeza para rescatar la confianza que ha perdido en la sociedad a la que debe proteger.

CONTRASTES DECEPCIONANTES 

La lucha contra las drogas, con sus sutilezas y alguna dosis de hipocresía, genera a veces contrastes decepcionantes. Mientras grandes narcos extraditados regresan al país y reclaman los bienes que les fueron incautados, instituciones como Casa Abierta, dedicadas a rescatar a las víctimas del consumo de drogas, tienen que rogar para tratar de obtener asistencia económica que les permita sostenerse y seguir brindando sus valiosos servicios a la sociedad.

Cada país siente de manera particular los efectos del narcotráfico y el consumo de sustancias prohibidas. Nosotros, como parte de la lucha contra este flagelo, tenemos que apoyar y alimentar todos aquellos programas que sin lugar a dudas trabajen para tratar de rescatar a las víctimas del vicio de las drogas. Y debemos hacerlo con absoluta independencia.

 

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