La PN y un digno objetivo

La PN y un digno objetivo

Si alguna meta común hay entre la Policía y la sociedad es la confianza, pero vista desde dos atalayas diferentes, tal vez opuestas. La Policía ha perdido ese mérito y la sociedad quisiera que lo recupere. Lo ideal, entonces, sería que se produzca un efecto de reciprocidad, entre lo que aspiran los ciudadanos y lo que necesita la Policía para que sea posible un espacio aceptable de seguridad ciudadana. Y entusiasma que el nuevo director de la Policía maneje sus pasos en una dirección que, así de principio, activa cierto optimismo.
El mayor general Ney Aldrín Bautista fue preciso al reconocer, en el almuerzo de los medios de comunicación del Grupo Corripio, que los policías no actúan con unidad de criterio y que es preciso hacerles encaminar sus acciones por vía de la inteligencia, los procedimientos correctos y la idoneidad de las fuentes de información. Uno de los pasos más adelantados es el cambio en los criterios de reclutamiento y depuración de los aspirantes. La dignificación de la función policial no podía faltar en la nueva estrategia.
La Policía parece necesitada de acercarse a la comunidad y que ésta confíe en ella. Eso hay que conquistarlo en los barrios, en cada actuación policial. Vendría bien aplacar el gatillo alegre, que parece activo en exceso. La gente quiere confiar en la Policía y ésta quiere conquistar ese espacio. Adelante.

Un mal social que sigue intacto

El embarazo temprano en jóvenes de corta edad, un trastorno social de graves dimensiones en nuestro país, ha seguido intacto a pesar de que existen planes respaldados por fondos públicos para prevenir sus causas. La incidencia de este mal afecta a una de cada cinco de nuestras niñas, una cifra que supera la media regional de embarazo de adolescentes. El Plan de Prevención de Embarazos en Adolescentes, que cuenta con un fondo de 400 millones de pesos, no ha rendido los frutos esperados.
La maternidad prematura ha sido la causa de frustración de muchas jovencitas, cuyas vidas cambian radicalmente. La interrupción de los estudios y en muchos casos tener que asumir solas la crianza por irresponsabilidad paterna, son unos pocos de los males sociales derivados de una situación que no hemos manejado con la debida destreza.

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