El periodico Hoy del pasado domingo destaca la anunciada proclamación del Presidente Lic. Danilo Medina por los dirigentes, los delegados registrados ante la Junta Central Electoral y las bases militantes de su partido, PLD, para terciar en las elecciones presidenciales del 2016. Se recordará que esa proclama fue precedida de un efectivo trabajo realizado en el seno de poderoso Comité Político que descuajó los vientos alisios del ex Presidente Leonel Fernández confiado en su mesianismo y el respeto debido la Constitución de la República que en su Artículo 124 proscribía la reelección del actual mandatario, citamos: “El Poder Ejecutivo se ejerce por el o la (sic) Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo y no podrá ser electo para el periodo constitucional siguiente.”

Luego la pugna se mudó a otro escenario más complejo, el legislativo, donde la poderosa maquinaria artillada desde el poder tuvo que emplearse a fondo hasta lograr la aprobación de la Ley de Convocatoria para la Reforma Constitucional limitada a un solo artículo, no pudiendo ser observada por el Poder Ejecutivo, debiendo ser conocida por la mitad más uno de los congresistas de ambas cámaras y aprobada por la tercera parte de los votos presentes. El Partido Morado aun con predominio en ambas Cámaras, con sus desgarraduras internas, no tenía todas las de ganar. Se hizo obligatoria la conquista de tránsfugas y colegas de otros partidos influyentes (PRD, PRSC, PRM) y de partidos menores con escasa representación. Aquí fue Troya. La guerra de papeletas no fue pequeña y los acuerdos abiertos y soterrados no faltaron para la repartidera de cargos y canonjías, muy propia de nuestra fauna política.

Entre dimes y diretes, si debía ir a referéndum o no, la ley finalmente fue promulgada: “Habemus Papa”.
La candidatura del Presidente Medina luce solida. Su popularidad se mantiene. Faltando menos de nueve meses, la oposición no acaba de consolidarse y producir el gran impacto emocional y político necesario para generar un cambio eficaz que permita pronosticar un resultado distinto al que fijan las encuestas. Todo parece apuntar a que Danilo Medina ganará las elecciones presidenciales del 2016. Pero al país le convendría airar la democracia. Ahuyentar el fantasma del Partido Único, germen de dictadura. Podría considerarse una opinión simplista, sin mayores análisis como las que recogen las encuestas que tratan de captar la percepción de un pueblo confundido que dice ser feliz en medio de su tanta miseria y necesidades, y exonera de toda culpa al dios risueño que desde las alturas del solio presidencial, sin insolencia afincado en la realidad política puede decir ”la banca pierde y se ríe.”

Es la historia triste y pesarosa de un pueblo sufrido que trata de disfrazar sus amarguras. Que las veces que ha tratado de reencauzarse y levantar cabeza, le aplicaron la ley del más fuerte, arrebatándole el derecho de vivir con dignidad. El derecho de ser soberanamente libre.