La reedición de “cuentos”: que sí llenó las expectativas

La reedición de “cuentos”: que sí llenó las expectativas

Tirso Mejía-Ricart

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En la “reedición de Cuentos”del 2018, se reiteran juicios bastante certeros sobre las necesidades y medidas a tomar en el país; pero no han sido capaces de señalar porqué no se ha resuelto uno solo de nuestros grandes problemas en más de cinco años de gobierno, los que en cambio se han agudizado peligrosamente, tales como la corrupción galopante, la impunidad y el endeudamiento externo e interno, que ya ronda los quinientos millones de pesos al día.
El boicoteo sistemático de la aprobación de las leyes electoral y de partidos políticos; la penetración masiva de extranjeros indocumentados, la inseguridad ciudadana, el caos en el transporte, los déficits crecientes en nuestra balanza comercial, el narcotráfico, el contrabando en gran escala convertido en un gran negocio de ciertos funcionarios y altos oficiales, y la casi ausencia de justicia son algunos de esos grandes problemas.
Los “operativos” y los “desmantelamientos” contra bandas criminales y puntos de drogas no resuelven nada. Hablar de drones y de más militares para resolver el problema haitiano, es realmente una tomadura del pelo. Igualmente, nuestra altísima tasa de feminicidios, la mayor de América y Europa se debe supuestamente a riñas de vecinos y a meros conflictos familiares, es un verdadero insulto a la inteligencia, especialmente de las personas pensantes. Decir que la Procuraduría General los bajará con medidas que son de puro bulto; que el contrabando a gran escala se olvida cuando se trata de funcionarios o sus hijos, lo que es irresponsabilidad superlativa del gobierno, que grita ante la presencia de Dios.
Si los dominicanos salen del país por falta de empleos o por el subempleo, esos puestos que ocupan los extranjeros aun más necesitados que los dominicanos y los suplantan en el campo y la ciudad a la vista de todos, es un problema mayúsculo que no se resuelve con comentarios de solidaridad, sino con políticas públicas coherentes y costosas en lo económico y lo social, que hay que afrontar si queremos tener patria.
Pero el más grande de los “cuentos” que mencionó el Presidente como uno de sus logros, es el de la Odebrecht y la planta de Punta Catalina, cuyo costo no se sabe hasta dónde va a llegar, con el agravante de que se trata de un proyecto energético con el combustible más contaminante del mundo: el carbón mineral, que ningún organismo bancario envuelto en un escándalo internacional que ya se ha llevado de encuentro a más de una docena de hombres de Estado por estafas muy por debajo de las confesadas por esa misma empresa en este país; y que en cambio aquí es validada por un acuerdo inconfesable para seguir operando, mientras los verdaderos culpables utilizan los poderes del Estado que tienen secuestrados, con la esperanza de continuar detentando el poder y acumulando riquezas mal habidas de éste.
Después de todo eso, el Presidente nos anuncia que “nos queda mucho por hacer”, como una amenaza implícita de que pretende reelegirse otra vez. Todo esto es una verdadera reedición de cuentos y promesas que lo confirman, pero el pueblo no se lo permitirá…

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