Contrario a los Estados Unidos, casi todos los gobernantes dominicanos, desde la fundación de la República, han mostrado un enfermizo apego al poder que lejos de ayudar al proceso de desarrollo institucional del país, ha constituido una retranca en el mismo.
El fenómeno no es exclusivo nuestro, sino que se da en países de todos los continentes donde las apetencias personales o de grupos, se imponen violentando o cambiando preceptos constitucionales, usando abusivamente los recursos y ventajas que dan el poder.
Vale recordar el paso prolongado por la presidencia de personajes como Ulises Heureaux, Buenaventura Báez, Horacio Vásquez, Rafael Leónidas Trujillo y la posterior semi dictadura de Joaquín Balaguer.
El actual presidente, licenciado Danilo Medina, con un mal disimulado interés en permanecer más allá del 2020 en el poder, ha creado una incómoda situación a lo interno de su partido por las aspiraciones del doctor Leonel Fernández Reyna.
Como pie de amigo involuntario a este último, aparece la poderosa embajada de los Estados Unidos reproduciendo un artículo de prensa que señala los males de la reelección, y las declaraciones del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, en esa misma dirección.
No creo que la embajada norteamericana ni la OEA estén pensando que el doctor Leonel Fernández sea el candidato más conveniente para el país porque representaría la continuación de un partido que en el 2020 cumplirá 20 años en el poder.
Al margen del cuestionable desempeño de los gobiernos peledeístas, tanto los EE.UU. como la OEA abogan por la alternabilidad en el poder no solo de hombres, sino de partidos, para el fortalecimiento de la democracia en la Región.