La reforma de los cantones

La reforma de los cantones

El inicio de la reforma religiosa en Suiza, que dio lugar a sangrientos enfrentamientos entre los cantones considerados católicos y los que se autocalificaban de protestantes, se registra cinco años después de que el clérigo alemán Martín Lutero hiciera públicas sus 95 tesis o proposiciones críticas a la doctrina y a la liturgia de la Iglesia Católica.
No pocos historiadores, sobre todo de la escuela protestante, desligan al protestantismo suizo de la influencia del protestantismo alemán, pero faltan más investigaciones para hacer una afirmación definitiva sobre el particular, pues como se sabe uno y otro, Martín Lutero y Ulrico Zwinglio, eran contemporáneos y geográficamente estaban muy próximos. Al suizo se le considera, incluso, de pensamiento más cercano a Erasmo de Rotterdam y a Juan Calvino que al líder de Wittemberg.
Lo cierto es que la reforma protestante en Suiza tuvo un perfil propio y son evidentes los esfuerzos que hizo Zwinglio para que se le viera como un movimiento con luces e iniciativas propias y sin parentesco teológico con Lutero.
Zwinglio nació en enero de 1484, apenas tres meses después que Lutero, pero este vivió 10 años más que el primero. Zwinglio estudió en la Universidad de París, en Francia, y luego en la Universidad de Basilea, en Suiza. Aquí se graduó en artes. Ya antes había estudiado música, un campo donde sobresalió. Su carrera sacerdotal la inició en 1506, ministerio en el que se destacó muy pronto como predicador. Mientras ocupaba la parroquia de Glarus, Zwinglio estudió griego, teología y profundizó sus conocimientos sobre el humanismo.
Mientras Zwinglio estaba de párroco en Eisiedeln, a partir de 1516, empezó sus críticas a ciertas prácticas de la Iglesia Católica, como la peregrinación y las imágenes, y comenzaba también a hacer propuestas, desde el púlpito, de reformas o cambios eclesiásticos. Dos años más tarde, en 1518, pasó a la iglesia de Zurich. Aquí inició una práctica que hoy llamaríamos de predicación exegética. Estos sermones permitían a Zwinglio presentar críticas a la Iglesia. ¿Qué criticaba el sacerdote en esta etapa de su ministerio? Abusos e inmoralidades de sacerdotes, la devoción a los santos, la que tachaba de excesiva; la adoración a la Virgen María y la venta de indulgencias.
Varios años después, específicamente en 1522, empezó la ruptura entre Zwinglio y la Iglesia Católica, cinco años posteriores al inicio de la reforma liderada por Lutero en Alemania. La historia consigna que el sacerdote suizo rehusó, de modo militante, observar el ayuno y la abstinencia de la Cuaresma de ese año. Zwinglio contó siempre con el apoyo del consejo que dirigía el cantón. Este respaldo le permitía moverse y actuar con más libertad y confianza.
Como quiera, la lucha entre Zwinglio y el obispado de Constanza, a cuya jurisdicción pertenecía el reformador, cobraba una alta intensidad y se convertía en diferencias políticas debido a la intervención de los consejos de los cantones que se involucraban y tomaban partido en los dos bandos. La línea oficial de la Iglesia católica era que el ayuno y la abstinencia formaban parte de su tradición. Zwinglio y sus seguidores respondieron que nada que no tenga apoyo en las Sagradas Escrituras debía ser acogido y enseñado por la Iglesia. De esta manera el reformador reclamaba para la Biblia la condición de única autoridad en materia de fe y conducta.
A partir de enero de 1523 Zwinglio recibió un apoyo mayor todavía de parte de las autoridades de la ciudad. En efecto, fue celebrada una asamblea y el gobierno local y los participantes decidieron endosar las medidas adoptadas por Zwinglio, apoyar la predicación basada en la Escritura e instruir al clero para que solo predicara los asuntos que pudiera probar con la Biblia. El tema del celibato sacerdotal formó parte de las diferencias de Zwinglio con las enseñanzas oficiales de la Iglesia. Sacerdotes del obispado de Constanza solicitaron permiso para casarse, contando con el apoyo del reformador suizo, quien también decidió casarse.
Zwinglio centraba su reforma a una férrea oposición a la liturgia católica. La desmontó por completo a cambio de ceremonias simples, con lecturas de la escrituras en el alemán que hablaban los suizos y ofreciendo a los fieles, en la eucaristía, el pan y el vino. Fue así como llegó la separación del Vaticano, en abril de 1525, siempre con el apoyo del Consejo del cantón de Zurich. Poco después los cantones de Berna y Basilea se unieron a la causa de Zwinglio.
La reforma protestante en Suiza fue sellada por los conflictos. Los cantones se enfrentaban y se movían de un lado a otro. Ya en 1529, los reformadores contaban con la mayoría. Este año ocurrió un hecho que declaró la guerra entre unos y otros, un predicador zwingliano promovía las ideas reformadas en un cantón católico, fue apresado y quemado vivo. Los cantones protestantes reaccionaron con prontitud y atacaron con fiereza. La solución fue el Acuerdo de Capel, que garantizó la libertad de religión en los cantones. Pero dos años después los cantones de los dos bandos volvieron a enfrentarse. Esta vez los católicos ganaron la batalla con un efectivo y oportuno apoyo militar del rey Fernando de Austria. En este enfrentamiento murió Zwinglio, quien estaba con sus soldados como capellán. Todo concluyó con la firma de un segundo Acuerdo de Capel.

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