La familia Vicini puede considerarse en términos históricos como la iniciadora del ciclo de la oligarquía criolla, al devenir en esa clasificación por la coyunda que forjó con el presidente Ulises Heureaux, como lo fueron en esa época Cosme Batlle Filbá y Santiago Michelena.

Juan Bautista Vicini Canepa llegó al país en 1860 sin un céntimo, bañador de caballos en la finca de Luis Cambiaso, luego compró pequeñas parcelas, que sembró de caña de azúcar, constituyéndose en un zar de ese rubro, que compitió con la South Porto Rico Sugar Company y con el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, al debutar en ese negocio creando el Central Río Haina en 1950. Cuando Trujillo percibió los rápidos y orondos beneficios del negocio azucarero, propuso en 1960 a Juan Vicini Cabral comprarle sus ingenios Cristóbal Colón y CAEI, respondiéndole afirmativo, con la excusa que tendría que viajar a Nueva York para procurar los certificados de títulos que tenía depositados en un banco de Wall Street, un ardid inteligente, quedándose en Estados Unidos y fue célula vital con la CIA para eliminar al tirano.

Juan (Jianni) Vicini Cabral ya tenía la experiencia con Trujillo que expropió al emporio amplias porciones de tierras en lo que hoy son las barriadas Ozama, Luperón, Espaillat y Gualey, sin compensarlas.

El introito, para ponderar las declaraciones de Juan Bautista Vicini Lluberes, hijo de Jianni, cabeza visible del emporio, que no es solo azucarero, sino diversificado en acero, turismo, electricidad, agua destilada, puertos, medios de comunicación (Listín Diario, Radio Listín CDN, Antena Latina y Radio Cristal), reproducidas en HOY del 4 de este mes, invitando a los empresarios a compartir la política y manifestar su disposición para ese reto, para emular a su pariente, el presidente Juan Vicini Burgos (1922-24).