La seguridad ciudadana es una responsabilidad del Estado, pero la individual es cuestión propia, por lo que cada quien debe velar por ella tomando las precauciones necesarias para su preservación física y la de sus bienes.
Indiscutiblemente existe una correlación entre una y otra, de manera que ante el desborde de la delincuencia por fallas del sistema, la seguridad colectiva se ve afectada y con ella se debilita la individual.
En lo que todos debemos coincidir es que, en ambos casos, el ciudadano tiene el deber de contribuir con las autoridades denunciando los actos delictivos como pasó en Nueva York con la pandilla que asesinó al mozalbete Lesandro -Junior- Guzmán.
Por muy eficiente que sea la Policía o la Guardia que ahora está integrada a labores de patrullaje y vigilancia en algunos barrios, no pueden estar atentos a cada casa, persona y familia por lo que esos cuidados deben estar bajo la responsabilidad de cada quien.
Asegure bien sus puertas y ventanas, no deje objetos de valor visibles en su auto, no exhiba celulares ni prendas que llamen la atención, evite circular por calles o zonas solitarias y cuídese de los extraños y la burundanga.
En los lugares públicos como cines, supermercados, tiendas, salones de belleza, centros de diversión y hasta iglesias, asegure sus pertenencias como carteras y móviles debido a que a esos lugares asisten hombres y mujeres, bien vestidos, que van con la intención de robar.
En definitiva, debemos estar muy atentos a lo que pasa en nuestros alrededores denunciando a las autoridades cualquier acto vandálico que pueda presentarse y extremando los cuidados personales de nuestros hogares y familias.