La tesis de David Álvarez Martín acerca del concepto de democracia en Juan Bosch

La tesis de David Álvarez Martín acerca del concepto de democracia en Juan Bosch

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Mientras tanto, salto a otra cita de Álvarez Martín: «En ese último año [1990, DC] el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) estuvo a punto de ganar las elecciones, con lo que hubiese sido el retorno de Bosch a la presidencia de la República luego del golpe de Estado del 1963. Pero no lo logró. Bosch volverá a ser candidato a la presidencia por el Partido de la Liberación Dominicana en 1994, ‘pero estuvo ausente en casi toda la campaña, por el deterioro de su salud mental y quien hizo todo el trabajo proselitista fue Leonel Fernández Reyna, su candidato vicepresidencial, quien se presentará como candidato presidencial en 1996 y ganará la presidencia de la República, ‘curiosamente’ con el respaldo de Balaguer, en la segunda vuelta, derrotando al candidato del PRD que era José Francisco Peña Gómez’.» Explico más adelante por qué Bosch no ganó los comicios de 1990 y por qué el triunfo de Leonel en 1996 no fue pura curiosidad.
Álvarez Martín no incluyó las elecciones de 1994 porque consideró, así lo explicó en el panel sobre su tesis doctoral en la Pucamayma, que ya Bosch estaba complemente disminuido en sus facultades mentales, y yo agrego que otros hablaban, actuaban y escribían discursos en su nombre. Álvarez Martín dijo incluso que creía que ya Bosch, en las elecciones de 1990, daba notación de deterioro mental. Yo estuve muy cercano a Bosch desde un poco antes de la publicación del primer tomo hasta el IX de sus “Obras completas” y no observé deterioro alguno, como tampoco lo noté en el viaje que, junto a doña Carmen, realizamos a México en 1982.
Es posible que Álvarez Martín tenga esa impresión debido a reminiscencias de la campaña sucia que Vincho Castillo hizo contra Bosch en 1990, donde acuñó en un anuncio publicitario la frase: “Ese hombre está loco”. Solo los sicólogos o siquiatras podrían atestiguar, si le trataron como paciente, ese deterioro mental en 1990.
Retomo el vocablo “reconciliando” y su encuentro con el “curiosamente”. De lo religioso se pasa a lo político y debido a esta razón el PLD sepulta en el inconsciente los principios y valores boschistas, y ya sin el estorbo de Bosch, liquidado por “el deterioro de su salud mental”, conciliará con los diferentes sectores de clases para llegar a la presidencia de la República en 1996 luego de la nueva vía abierta por aquel discurso del líder histórico en la Cámara Americana de Comercio.
La nueva cúpula del PLD, anulado ya todo el poder que poseía Bosch, es la que conciliará con Balaguer para alcanzar el poder en 1996, pero antes de lograr esa meta el líder del reformismo sometió a prueba en 1994 la lealtad de esa cúpula cuando en su período de gobierno recortado en dos años entregó la Cámara de Diputados primero a Norge Botello, luego a Danilo Medina y el aprendizaje de cómo manejar la Dirección General de Aduanas a Miguel Cocco, tal como hizo Lilís durante su mandato al entregar las aduanas a Tomás Cocco Alum (1843-1917), y luego a su hermano Manuel, como si fuera heredad. Tanto Tomás como Manuel son, hasta hoy, el tronco del árbol genealógico de los Cocco puertoplateños (Rufino Martínez, “Diccionario histórico-biográfico dominicano”, 1996: 132-33). El resto es historia y “el pacto patriótico” del PLD con la nomenclatura reformista “se ha cumplido a cabalidad y con absoluto respeto” en los 17 años que lleva gobernando el país al mantener en la nómina pública y en altos cargos a los últimos jirones del discipulado balaguerista.
Fue, 1978, el año de inflexión del péndulo “matadero electoral” versus “participación” en el juego de la democracia representativa burguesa, pues la victoria del PRD aleccionó a Bosch, su cúpula del Comité Político y sus estrategas “off shore” en el sentido de que se podían ganar las elecciones y mantener los principios éticos y políticos, a pesar de la lección que representó el golpe de Estado en contra de Salvador Allende en Chile.
Álvarez Martín escribe: «Cuatro años después [de 1978, DC], en relación a (sic) las elecciones de 1982 Bosch afirmará que ‘si ganamos las elecciones entraremos a gobernar, y no le quitaremos a nadie lo que tenga bien habido, pero gobernaremos para los pobres del país (…) (y citando a Juan Pablo Duarte señalaba que este país) debe ser libre o hundirse para siempre porque sin verdadera independencia ningún pueblo puede dirigir sus destinos hacia la conquista de todo aquello con que han soñado sus grandes hijos’.» (Pp. 419). Implícito pavoroso para el frente oligárquico: lo mal habido será expropiado.
Para aquellas elecciones generales del 16 de mayo de 1982, Bosch no daba todavía seguridad a la fracción oligárquico-burguesa criolla y al imperialismo yanqui de que asumía completamente la ideología de la democracia representativa. La coletilla duartiana de que el país debía ser independiente [de toda potencia extranjera] o se hundía la isla no era confiable. Por eso los oligarcas, los burgueses y el imperio espartano eligieron a Salvador Jorge Blanco. Bosch deberá aportar pruebas más concretas de su adhesión total a la democracia representativa. Y las dará en 1986 y, en 1990, a regañadientes.
La conciliación de clases ha terminado en lo que terminan las conciliaciones de clases: el abandono de la ideología política y el rechazo de las elecciones como matadero electoral y luego en el abandono de los principios y valores de la dictadura con respaldo popular y la teoría de la liberación nacional, impracticables desde la derrota de Balaguer en 1978 y que le demostró al PLD que el poder podía alcanzarse mediante elecciones organizadas por la democracia burguesa.
Bosch tuvo una gran responsabilidad en esto, según se desprende de aquel famoso discurso ante los empresarios: «Y ocho años después, para las elecciones de 1986, en un discurso frente a la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (es decir, la asociación de empresarios dominicanos y extranjeros que hacen negocios entre República Dominicana y Estados Unidos) Bosch piensa de manera diferente al 1978. Bosch le[s] dice a esos empresarios que un Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) apoyaría la inversión extranjera y que los empresarios ‘… deben prepararse para jugar un papel destacado en ese futuro Gobierno (en caso de que el PLD gane las elecciones del 1986), que por nuestra parte, nosotros cumpliremos el nuestro porque para eso hemos estado preparándonos durante años, el tiempo en que creció y se ha desarrollado un partido (el PLD) creado para servirles a los dominicanos, no para servirse de ellos’.» (Pp. 419-420).
Fue una pragmática de gran rendimiento político que igualó en materia de corrupción a los tres partidos del sistema (PRSC, PRD y PLD), así como a las pequeñas organizaciones partidarias que saprofitan del botín clientelista y patrimonialista del presupuesto público. Tanto dar vuelta de un extremo a otro para caer en lo mismo. (Continuará).