La Unión Europea: Ejemplo a Seguir

La Unión Europea: Ejemplo a Seguir

RUBÉN SILIÉ
EN 1957, hablar de medio siglo, era referirse a una noción de tiempo largo, a un futuro lejano. En tal sentido, los pioneros de la integración europea de mediados del siglo veinte, que fraguaron la idea de construir la Unión Europea, sin duda, que por manejar la vieja noción del futuro, no visualizaron la realización de su obra en un plazo relativamente corto, de menos de medio siglo. Sin embargo, los cambios sociales y transformaciones tecnológicas fueron acortando la noción de futuro, que históricamente hablando, se produce cuando se realiza un cambio de situación que marca una distancia de lo anteriormente existente.

Es innegable que fueron las exigencias de la globalización los factores que más influyeron para que la utopía unitaria de Europa avanzara aceleradamente. Después de las dos grandes guerras, sus dramáticos resultados obligaron a que los gobiernos hicieran todo lo posible por frenar la ola de destrucción masiva. Fue así como se firmaron decenas de tratados y acuerdos que ponían fin a los enfrentamientos; sin embargo, el recurso para garantizar el cumplimiento de los acuerdos seguía montado en la lógica guerrerista, pues la carrera armamentista no se detuvo y cada estado entendía  que la garantía de la paz era estar preparado para una posible guerra nuclear. Esto respondía a la inverosímil noción decimonónica de Karl Von Clausewitz: “si quieres la paz prepárate para la guerra.”

A mediados del siglo veinte, la Guerra Fría quedó establecida como la norma de las relaciones internacionales. Pero la Guerra Fría fracasó en el sentido de que nunca se produjeron los enfrentamientos esperados. Si bien las contradicciones ideológicas se agudizaron al extremo, el excesivo gasto militar, por demás inconducente, tuvo que haber incidido para que muchos pensaran y sobre todo los europeos que un mundo bipolar no sería la vía para lograr las metas de desarrollo a que aspiraban. Así, empezaron a buscar la vía para asegurarse una alternativa propia que les distanciara de las dos grandes potencias de la época: Estados Unidos y la Unión Soviética. Frente a los primeros, con un plan alternativo de integración y desarrollo que descansara en sus propias instituciones y frente a los segundos erigirse como una fuerza económica disuasiva.

Los europeos definieron una estrategia de consolidación de la paz, basada en el fortalecimiento de sus economías y de un sistema político de fuertes bases democráticas.

De ese modo empezó el proceso interno de convencimiento para avanzar con la integración regional. Los primeros argumentos giraron en torno a la economía; por cuanto los primeros acuerdos se hicieron para potenciar la industria del acero y del carbón, creando la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, conscientes de que esa sería una primera etapa para trabajar en la consolidación de un acuerdo de mayor alance y fortaleza política. Este primer paso fue dado por los países fundadores Francia, Alemania, Bélgica Luxemburgo, Italia y los Países Bajos.

Pero en el camino hubo avances y retrocesos, pues la Comunidad Europea de Defensa y posteriormente la Comunidad Europea Política, no pudieron mantenerse por la reticencia de algunos. No obstante, si bien hubo obstáculos, nunca hubo retrocesos en ese proyecto pues entre los países europeos crecía la idea de crear un mercado común que ampliara las posibilidades de cada quien con la libre circulación de mercancías y de los factores de la producción, entiéndase, empresas, trabajadores y capitales. Igualmente había expectativas de establecer una estructura política por encima del estado-nación que diera respuesta a aquellos problemas comunes que no podían resolverse aisladamente por cada estado.

El proyecto de integración avanzó con mayor celeridad después que creó la Comunidad Económica Europea, mediante acuerdo firmado en 1957. Dicho acuerdo preveía: la supresión de aduanas; un arancel aduanero exterior común; una política común de transportes y agricultura; creación de un Fondo Social Europeo; el Banco Europeo de Inversiones y la búsqueda de relaciones más estrechas entre los miembros. Inicialmente sólo fue firmado por los mismos seis países fundadores, al que luego se agregaron: Gran Bretaña, Dinamarca, Irlanda, Portugal, Grecia y España.

Integrados los primeros doce, empezaron los trabajos de los Consejos Europeos, donde se discutieron las diferencias y pormenores de lo que se lograría con el Acuerdo Maastricht, cuando se firma el Tratado de la Unión Europea, con el cual empezó un proceso de creación de “ una unión cada vez mas estrecha entre los pueblos de Europa”.

A partir del 1993 en que entra en vigor ese tratado la Unión Europea se convirtió en el primer modelo de gobierno global.

Podríamos decir que Europa está a tono con los tiempos, pues la globalización requiere de un orden mundial que sobrepase los intereses particulares de las naciones en sí mismas y que responda mejor a la progresiva interdependencia internacional que estamos viviendo.

Cincuenta años de experiencia comunitaria dejan claro que es un mejor camino para el avance de los pueblos; por lo que nuestra región debe pensar que cada año de avance para la Unión Europea, significa uno de retroceso para nosotros.

El Dr. Rubén Silié Valdez es el Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe.

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