La universidad pública del Siglo 21

La universidad pública del Siglo 21

Jesus de la Rosa.

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El Movimiento Renovador Universitario marcó el inicio de una enseñanza superior elitista a una enseñanza superior de masas. Años atrás, las demás naciones del continente americano vivieron una experiencia parecida a la nuestra como bien lo expresara el escritor nicaragüense Carlos Túnnermann en la página 63 y siguientes de su libro “La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI”: En la América Latina el proceso de transformación perseguía adaptar la educación superior a los nuevos requerimientos económicos y sociales derivados de la adopción del llamado modelo de desarrollo hacia adentro promovido por la CEPAL, basado en el proteccionismo industrial, la sustitución de las importaciones, la explotación de los recursos naturales y el endeudamiento externo.
Cincuenta años después de lo acontecido en Abril de 1965, la educación superior dominicana está nuevamente en discusión. Pero, mientras en la década de los años setenta pocos dudaban del papel clave de la educación superior en los esfuerzos conducentes al desarrollo y hasta le otorgaba a la misma el rol de motor principal del adelanto y la transformación social, en la actualidad, ese debate se caracteriza por la existencia de toda una corriente de pensamiento sustentada por organismos internacionales que ponen muy en tela de juicio la eficacia de la educación superior pública, cuestionando su rendimiento, y la prioridad de las inversiones destinadas a ella.
El debate actual sobre la educación superior es mucho más complejo que el que tuvo lugar aquí y en los demás países de la América Española en los años 60 y 70 del pasado siglo 20. No perdamos de vista el hecho cierto de que la Universidad Primada de América, al igual que otras viejas Casas de Estudios fundadas por la corona española, tardó siglos en adoptar como característica irrenunciable su independencia de los poderes públicos.
Ahora, la discusión sobre el tema se centra en la contribución que las universidades públicas puedan aportar a la modernidad plasmada en un proyecto de sociedad comprometida con el desarrollo humano sustentable.
Debemos contribuir, desde nuestra propia identidad cultural y sin aceptar imposiciones de agencias extranjeras, un modelo endógeno de desarrollo humano sustentable que no excluya la apertura de la economía y la búsqueda de una inserción favorable al contexto internacional. Al efecto, ¿cuáles son los temas que debemos debatir? Los mismos que se debaten a nivel internacional: La Educación Superior y sus objetivos en el umbral del siglo 21; el papel de las ciencias sociales en el análisis de la problemática mundial; la integración entre docencia e investigación; la diversificación de los sistemas de instituciones de educación superior; las medidas a adoptar para asegurar la autonomía universitaria, el cogobierno y la libertad de cátedras; el impacto de la globalización en los planes y programas de estudios; la necesidad de abordar de mejor manera el problema de financiamiento de la educación superior pública de parte de los Estados y Gobiernos; y otros temas no menos importantes que los señalados.
Como hemos podido apreciar, las misiones que una institución de educación superior tiene hoy son mucho más complejos y variadas que las que la sociedad le encomendaba en épocas pasadas. Además de las muy conocidas, también han de llevar a cabo tareas de investigación y de servicio que den respuesta a problemas concretos que tengan las empresas y los sectores públicos; también, habrán de colaborar con la formación continuada de los profesionales que ya dejaron las aulas y que procuran el uso de modernas tecnologías y el dominio de lenguas extranjeras.

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