La urgencia de emplear jóvenes

La urgencia de emplear jóvenes

El país necesita con premura crear plazas laborales de calidad; empleos estables que generen, además de remuneración justa, el grado de utilidades que persigue el empleador. Un paso importante para lograrlo es que el Estado sea excelente regulando en vez de estar creciendo hipertróficamente. Padecemos un sector público anormalmente numeroso pero que no incentiva suficientemente el crecimiento que más importa que es el la industrialización, la minería amistosa con el ambiente y en general el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. En República Dominicana no existe la óptima relación Estado-sector privado que requiere como base un clima razonablemente favorable a la inversión.
Las contradicciones en materia fiscal, los cuestionamientos al sistema judicial y la insuficiencia del gasto público favorable al desarrollo, van contra la expansión del aparato productivo y de las fuentes de empleos. Peor aún si, una y otra vez, se ha postergado el llenar esos vacíos. Existe otro enemigo de la generación de empleos de calidad: no está en marcha la capacitación de mano de obra acorde con el curso que pretende llevar el emprendurismo. Hay demasiado jóvenes marginados de algún proceso de preparación técnica para integrarse a la producción. Falta planificación y los institutos y universidades gradúan a mucha gente que luego no encuentra un lugar para aplicar lo aprendido.

Mortales por necesidad

La mayoría de los ciudadanos relaciona a las patanas con tragedias de víctimas múltiples. Las imprudencias de los conductores, la escasa señalización y la falta de un régimen de consecuencias han llenado de cruces las carreteras. Para lograr seguridad en el tránsito, en otros países existe el control minucioso sobre la conducta del camionero y una espada de Damocles: su acumulación de faltas le hace perder el permiso de conducción.
Aquí la autoridad es débil, la vigilancia es pobre y la voluntad de cambiar esa realidad prácticamente no existe. Por el contrario; retrocedemos; ya no rige el mecanismo que limitaba la carga de las unidades de transporte en función de las especificaciones técnicas del fabricante y las vías urbanas e interurbanas están llenas de pesados vehículos ruinosos y neumáticos lisos.

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