La violencia es un fenómeno de causas multifactoriales cuyo combate social corresponde al Estado como garante de la seguridad física del ciudadano, pero es también responsabilidad de cada uno de nosotros combatirla a nivel personal.
Debemos considerar que violencia no es solo agresión física sino que puede ser moral cuando usted le habla en tono agresivo y desconsiderado a su pareja o a sus hijos, dando, además del maltrato, un mal ejemplo a sus proles.
Cuando ese tipo de violencia trasciende y usted la ejerce en la calle o con sus vecinos, la situación se complica y puede desencadenar en tragedias como la ocurrida recientemente entre vecinos con un saldo de tres muertos.
Cada día hay que hacer un ejercicio de paciencia y salir a la calle revestido de una coraza protectora contra los agresivos, entre ellos, conductores y choferes del transporte público que quieren llevarse el mundo por delante insultando a cualquiera.
Sea amable, no se deje provocar ni caiga en el terreno de los que andan aburridos, dispuestos a matarse con quien sea o dar riendas sueltas a sus problemas y amarguras que sabemos son muchos, a pesar del cacareado crecimiento económico del país.
Hace tiempo que el Gobierno, tan pródigo en gastos publicitarios, debió iniciar una campaña abogando por una cultura de paz que contribuya a la convivencia pacífica de los dominicanos, cada día más proclives a resolver cualquier situación utilizando la violencia.
Debió, además, instalar tribunales en los barrios con sicólogos y personal especializado en resolución de conflictos, evitando así, que muchas situaciones que pueden resolverse con la mediación de las autoridades, lleguen a tragedias como la referida.