Las bebetecas desarrollan la socialización y el intelecto infantil

Las bebetecas desarrollan la socialización y el intelecto infantil

Si la biblioteca es el lugar  donde se  guardan los libros,  en el sentido más estricto de la palabra, la  expresión bebeteca sugiere un  espacio  para bebés, lo cual es  cierto.

 Pero la  definición va mucho más allá, porque se trata de un servicio de atención especial para la infancia de 0 a seis años, donde los libros interactúan con la gente menuda a través de  diversas actividades,  como lectura,  charlas y la misma manipulación  del libro.

Por los resultados positivos que tienen, la directora general del Libro y la Lectura de la Secretaría de Estado  de  Cultura, Eleanor Grimaldi Silié, está interesada en desarrollar las bebetecas.

Por esa razón,  convocó a un grupo de personas vinculadas con el libro y la  lectura,  a  un taller que  fue impartido por la especialista mexicana Eva Janovitz, invitada por Editorial SM al  Tercer Ciclo Internacional de Literatura Infantil y Juvenil El Barco de Vapor.

En su exposición, la educadora habló acerca de los beneficios intelectuales y emocionales que se obtienen con las bebetecas, entre los que citó la interacción entre los padres y sus hijitos, haciendo  que se estrechen mucho más los lazos afectivos; también contribuyen a fomentar la socialización entre los mismos pequeños y a desarrollar su inteligencia y el hábito de la lectura.

Ese  compartir produce también  modificaciones favorables en los hábitos de  conducta  y actitudes de los adultos, pero lo más importante es que  esos momentos quedan grabados  en ambos para toda la vida.

Además, se produce  un proceso de reeducación “porque nos permite ver con  más tranquilidad y más asombro el mismo asombro de los niños. Los adultos creemos que los libros solo sirven para leer, pero los libros sirven para muchas cosas” –expresó la disertante.

 A su juicio, los lugares ideales para desarrollar  bebetecas  son los jardines para infantes  y, por supuesto,  el hogar, donde se puede practicar la lectura en familia.

“La biblioteca ideal para un bebé es una canasta”. La canasta es todo un  personaje: los niños sacan todos los libros de allí, se meten en ella, y gatean para llegar a  la canasta, y alcanzan un libro hasta para pararse” –señala.

 “Un bebé de seis meses lo primero que hará será meterse el libro a la boca, pero inmediatamente se dará cuenta de que los libros no saben bien y entonces les buscarán otro uso” –dijo en forma jocosa.

“Es conmovedor observar cómo los niños aprenden a manejar los libros” –dice.

Explica que cuando está en ese menester “no me preocupa si los niños están callados para escuchar cuentos,  porque aprendí que ellos pueden hacer muchas cosas simultáneamente”.

Además, “con el  bebé yo empiezo a contar el cuento y todos empezamos a caer en las garras del cuento. Yo miro a cada uno de los niños cuando les leo un cuento y trato a cada lector individualmente;    aunque se dice que el niño puede prestar su atención por 20 minutos, mis sesiones duran alrededor de dos horas”.

La protagonista

Eva Janovitz

Especialista  en bibliotecas

Graduada de pedagogía   ha  participado en la creación de bibliotecas tanto en su país natal como en otros de Latinoamérica y Estados Unidos;  trabajó para la UNESCO y para el Fondo de Cultura Económica, organismos para los cuales desarrolló programas relacionados con el libro, la lectura, los lectores, las bibliotecas y otros afines. Además, ha dictado numerosas conferencias sobre su especialidad.

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Los libros

¿Cómo deben ser los libros? deben ser especiales para que el  pequeñín o la pequeñina los puedan manosear, hojear y disfrutar. Algunos son hechos en forma de acordeón, con láminas llamativas en cada página, sobre todo con  caras de niños y animales. Muchos  tienen las páginas acolchadas, para que sean más agradables al tacto y varían en cuanto al tamaño y formas.

“Hay libros que están plastificados, de cartoné, hay buenos libros sin  textos, libros de imágenes, libro-álbum,  y libros solamente con palabras e ilustraciones”. La especialista sugiere a los padres confeccionar ellos mismos los libros para sus bebés poniendo en juego su creatividad para que los chiquitines también desarrollen la suya.

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