Las mentiras del poder

Las mentiras del poder

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Si queremos ver el mismo fenómeno de la lucha electoral desde otro punto de vista, en otras propuestas del PLD, encontramos el caso de la vivienda y el uso de los fondos de la Seguridad Social. No habrá viviendas más baratas y los asegurados perderán, a la larga, sus reservas. Ya eso sucedió cuando Trujillo tomó, para la construcción de la Feria los dineros del Seguro Social y nunca los retornó.

Es que no es cuestión de cambios de ministros; se tiene que tener una política bien definida con instrumentos económicos bien estudiados. No se descalabra los resultados de las próximas elecciones, entre el PLD y PRD, con noticias e informes desmesurados ni puede hacerse una reforma estrafalaria del Estado en una forma asimétrica.

Lo que a la sociedad importa es el respeto sin arrogancias, la restauración de la paz, la seguridad en la inversión sin acoso fiscal, menos impuestos y menores gastos del Gobierno y más seguridad personal sin muchos anuncios falsos, para confundir a la población.

El poder no puede desafiar la oposición, porque hay una masa silente que lo viene observando y aunque regale plátanos y víveres, el pueblo no puede cocinarlos con gasolina y petróleo a precios elevadísimos e ITBIS altos.

El Gobierno tiene necesidad de nuevas estrategias con planteamientos explicados pedagógicamente, y para eso necesita nuevos métodos, no ideologías. Antes que la oposición logre una gran unidad. La oposición puede llegar al poder, pero para eso tiene que sacudirse del pasado reciente y unirse de nuevo.

No puede seguir contestando insultos ni arrogancias del PLD. Su función es decir cuáles son las líneas maestras de su programa electoral y su línea social y económica y elegir un equipo de hombres y mujeres sin colas que les puedan pisar.

La moralidad se impondrá definitivamente. Ya no hay Duarte, ni Sánchez ni Luperón. Esa estirpe no puede clonarse, ni nadie está dispuesto a inmolarse, ese espíritu de lucha no tiene nombre. Ese material de hombres y mujeres se fueron de este mundo. ¡Qué Dios nos proteja!

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